El tiempo lo pone todo en su lugar. Aunque casi toda nueva industria suele iniciarse con un periodo de incertidumbre y desconocimiento, seguido de un bum explosivo, este siempre suele saldarse con un ecosistema más pequeño y estable en el que solo sobreviven sus partes realmente útiles. Por eso, mientras las criptomonedas y las plataformas centralizadas se someten a cada vez más regulaciones tras el estallido de la burbuja, las propuestas de mayor valor del sector cripto, como las finanzas descentralizadas (DeFi), empiezan a reflotar entre los restos del naufragio.
¿Por qué las criptoplataformas descentralizadas están capeando el temporal?, se preguntaban los expertos en economía y profesores de la Harvard Business School Shai Bernstein y Scott Duke Kominers en el título de su artículo publicado en HBR a finales de 2022. En el texto, decían: “En los últimos años, se ha llevado a cabo un experimento natural: junto a plataformas de criptomonedas centralizadas como Celsius, Voyager Digital y FTX, han surgido varios protocolos financieros descentralizados (DeFi), y en medio de la agitación general del mercado de criptomonedas, DeFi ha resistido”.
Para entender a qué se refieren primero hay que comprender qué son las financias descentralizadas, qué ventajas aportan y en qué se diferencian del resto de palabrejas y tecnicismos incomprensibles que suelen envolver todo lo relacionado con el sector cripto y la banca tradicional. “Las finanzas descentralizadas son un esfuerzo por desintermediar los mercados financieros mediante una combinación de soluciones criptográficas y diseños compatibles con incentivos. Aunque aún se encuentran en una fase temprana de desarrollo, las aplicaciones DeFi han crecido rápidamente en los últimos años”, dice el informe Finanzas descentralizadas: información fricciones y políticas públicas de la Comisión Europea (CE).
Los dos conceptos clave de su definición son “desintermediar” y “soluciones criptográficas”. Es decir, las finanzas descentralizadas representan un ecosistema financiero libre intermediarios y que funciona de forma segura y transparente directamente entre usuarios gracias a las soluciones criptográficas que ofrece la tecnología de cadena de bloques (blockchain). “Su principal característica radica en que son los propios usuarios quienes intercambian (ofertan y demandan) activos y servicios financieros directamente entre ellos, sin intermediarios, para usarlos como mecanismo de inversión o financiación, por ejemplo”, explican desde el Banco Santander.
Por ejemplo, en las finanzas centralizadas tradicionales, a la hora de enviar un pago por Bizum, el usuario debe recurrir a la plataforma de la empresa, que actúa de intermediaria, tiene acceso a toda la información asociada y vela porque la transacción se ejecute correctamente con tecnologías propias. Por el contrario, en el mundo DeFi existen plataformas abiertas creadas por terceros que los usuarios utilizan libremente para llevar a cabo las mismas transacciones, con la diferencia de que nadie más interviene sobres ellas.
Las garantías de que las operaciones se realizan correctamente y cumplen los requisitos prestablecidos por los usuarios están codificadas en la propia tecnología, en lo que se conoce como contratos inteligentes (smart contracts). Como ya vimos en otro Tecno Para Mortales, se trata se trata de programas informáticos que ejecutan determinadas órdenes cuando se cumplen ciertas condiciones, y lo hacen de forma automática y sin supervisión.
A partir de este funcionamiento nace otro de los términos más populares y distintivos de las finanzas descentralizadas: la confianza cero. Mientras que en las finanzas centralizadas el usuario confía en una entidad, ya sea Bizum, FTX o su banco, para que custodie su dinero o gestione sus operaciones, en las DeFi es la propia tecnología la que confiere esa confianza. O, lo que es lo mismo: al no depender de terceros para nada, la confianza que hay que depositar en los intermediarios es igual a cero, y toda la responsabilidad recae en el buen diseño de la cadena de bloques y sus protocolos.
Por último, al igual que los mensajes cifrados de extremo a extremo, aunque cada transacción está registrada públicamente en las distintas cadenas de bloques que conforman el ecosistema, los datos personales asociados a ella solo son accesibles para los involucrados en la operación. En las finanzas centralizadas, la custodia de los datos es prácticamente la contraria: las entidades centrales controlan la información, y en raras ocasiones la comparten.
En vista de todo lo anterior, el informe de la CE considera que las DeFi presentan cuatro características específicas que las distinguen del resto de las finanzas tradicionales:
- Acceso universal: ninguna entidad tiene autoridad para prohibir la entrada a ningún participante. Este hecho contrasta con varios servicios financieros tradicionales que ejercen un control sobre sus clientes o someten a sus proveedores de servicios a un proceso de licencias. En particular, los servicios DeFi se basan en identidades seudónimas que, por tanto, permiten a cualquiera crear una dirección a coste cero y conservarla para participar en los servicios sin enfrentarse a normas discriminatorias contra su identidad real.
- Reglas transparentes y deterministas: los contratos y las infraestructuras que soportan las soluciones DeFi están codificados en lo que se conoce como contratos inteligentes (smart contracts), cuya naturaleza es pública y autónoma, es decir, sus reglas estás a la vista de todos y funcionan de forma automática. Esta característica contrasta con las finanzas tradicionales en las que los contratos pueden ser privados y las reglas sujetas a decisiones arbitrarias.
- Servicios no custodiados: los titulares de criptoactivos en un proceso DeFi tienen pleno control sobre el tratamiento de sus activos una vez que se asocian a las direcciones públicas de los titulares. Esta característica contrasta con la custodia tradicional de los servicios, cuya gestión recae en los intermediarios financieros, que son los que gestionan las carteras de sus clientes.
- Protocolos interoperables y componibles: los protocolos DeFi pueden combinarse e interconectarse a voluntad para generar nuevas soluciones. La capacidad de interoperar libremente servicios digitales e interconectar protocolos sin fisuras es intrínseca a la naturaleza abierta y pública de los protocolos DeFi. Como tal, no existe un reflejo directo en el sistema financiero tradicional.
‘POWER TO THE PEOPLE’
El origen, ecosistema y funcionamiento de las DeFi recuerda un poco a los primeros días de la Web, en los que algunos entusiastas de la programación desarrollaron protocolos, aplicaciones de navegación y servicios de código abierto de forma totalmente desinteresada. El propio navegador Firefox y la Wikipedia son ejemplos de aquello. En el caso de las finanzas, la descentralización viene a jugar un poco el mismo rol: ofrecer servicios a los usuarios que no están sujetos a los intereses ni al control de ninguna empresa.
Este fue precisamente el espíritu con el que nació la cadena de bloques Bitcoin y su correspondiente criptomoneda hace ya casi 15 años. De hecho, su lanzamiento a principios de 2009 podría deberse, en parte, “a la preocupación por el poder y la posible corruptibilidad o fragilidad de los intermediarios que posiblemente estuvo acentuada por la experiencia de la crisis financiera de 2008”, apunta un informe del Banco de Pagos Internacionales (BIS). Y confirma que “la tecnología blockchain es una de las innovaciones financieras de más rápido crecimiento en la última década”.
Gracias a ella y a los contratos inteligentes, que son los responsables de ejecutar las operaciones que quiera el usuario de forma automática cuando se cumplan las condiciones prestablecidas, las DeFi se convierten en el mecanismo ideal para algunos casos de uso. A continuación, se muestran las cinco aplicaciones por orden descendente en cuanto a su valoración de mercado, según el informe del BIS.
- Comercio: el tradicional trading financiero de intercambio de criptoactivos.
- Préstamos y empréstitos: se refieren a plataformas DeFi en las que los prestamistas añaden fondos a fondos de liquidez a cambio de un tipo de interés regular por parte de los prestatarios.
- Oráculos: se trata de un producto fundamentalmente nuevo en el que una cadena de bloques o un contrato inteligente acceden a información externa, la cual puede desencadenar una acción específica cuando se cumplen determinadas circunstancias. Por ejemplo, comprar una criptomoneda o una acción cuando su precio baja de cierto umbral.
- Yield Farming: se trata de una especie de depósitos que incluyen agregadores de rendimiento y protocolos que incentivan a la gente a depositar o prestar sus criptoactivos a cambio de recompensas.
- Seguros: los seguros DeFi pueden cumplir dos funciones. La primera es servir de alternativa a los productos aseguradores tradicionales, y la segunda, mitigar los riesgos intrínsecos de las finanzas descentralizadas, como los hackeos a los contratos inteligentes y a los protocolos DeFi.
Aunque este último caso de uso es el más minoritario en el informe del BIS, es previsible que aumente si se tiene en cuenta que existen innumerables ejemplos de ciberataques y explotación de vulnerabilidades en prácticamente todos los protocolos y cadenas de bloques salvo Bitcoin. La buena noticia es que, aunque “los errores siguen ahí, una de las ventajas es que la tecnología itera muy rápidamente. Y como son de fuente abierta y hay mucha gente trabajando en ellos, están evolucionando muy rápido y volviéndose más fuertes y resistentes”, nos dijo hace poco Anand Venkateswaran, conocido por haber gestionado la histórica compra de Everydays: the First 5000 Days, la primera y más cara obra subastada en formato NFT por Christie’s en 2021.
Por su parte, los autores de HBR afirman: “DeFi requiere mucho más trabajo antes de cumplir sus promesas. Se necesitan herramientas adicionales que garanticen auditorías frecuentes del software, la evaluación en tiempo real de los datos de la cadena y una información intuitiva y legible que permita a los consumidores medios evaluar la solidez de estos productos de una forma que hoy no es factible”. Es decir, que la teoría de las finanzas descentralizadas pinta bien, pero todavía hacen falta avances técnicos y regulatorios para ponerla en práctica de forma efectiva.
Teniendo en cuenta todo lo anterior, el informe de la CE concluye: “Aunque el futuro de la DeFi sigue abierto, es evidente que encierra una promesa creíble de nuevas formas de servicios financieros adaptados a una economía globalizada, competitiva y digital. Al mismo tiempo, esta oportunidad va acompañada de graves amenazas para los consumidores, los productores y la economía en general”.
Y añade: “Hace falta un esfuerzo público coordinado para promover el crecimiento de productos DeFi sostenibles y en consonancia con los objetivos generales de las políticas públicas como la estabilidad financiera, la inclusión económica, la integridad del mercado y la protección del consumidor”. Queda claro que el potencial está ahí, así que, si no queremos que nos vuelvan a dar gato por liebre, como pasó en el cryptocrash, más vale que empecemos a enterarnos bien de cómo funciona todo esto de las finanzas descentralizadas.
Sobre la firma
Periodista tecnológica con base en ciencias. Coordinadora editorial de 'Retina'. Más de 12 años de experiencia en medios nacionales e internacionales como la edición en español de 'MIT Technology Review', 'Público', 'Muy Interesante' y 'El Español'.