Corría el año 2020 y en plena pandemia, vimos venir la ola. Era tsunámica. Crecía gigantesca: la Web3 ya estaba entre nosotros. Una nueva era de Internet que crece en protocolos y sucede en plataformas descentralizadas, generalmente de código abierto –como por ejemplo Ethereum– con transacciones en blockchain, se hacía inmensa ante nuestros ojos. Miramos a nuestros costados y nos vimos sin tabla. Una vez más.
Mi nombre es Laura Benbenaste, soy argentina y vivo en Buenos Aires. Junto a un grupo de personas en el año 2020 fundamos Boske, una plataforma de aprendizaje sobre Web3 gratuita y en español. Durante un año y medio, todos los días de la semana entre 250 y 300 personas aprendimos sobre Web3, juntos. Porque sabemos que Latinoamérica puede ponerse de pie y animarse a surfear la ola.
Somos contemporáneos de enormes avances en los campos científicos y tecnológicos tales como el diseño de protocolos de blockchain radicalmente más eficientes en su uso de la energía, así como también la adopción institucional de Bitcoin como asset alternativo de parte de bancos, gobiernos, y grandes empresas. Cada vez más personas están adoptando criptomonedas como medio no solo de inversión sino también de ahorro, especialmente en América Latina y Asia. Las tecnologías Web3 están empujando evoluciones en los conceptos de propiedad intelectual y de toma de decisión descentralizada, entre tantos otros ejemplos.
América Latina abraza desde una etapa temprana y con tanta fuerza el movimiento y las oportunidades que vislumbra la Web3, especialmente por su escenario macroeconómico incierto y por una corrupción estructural que genera enorme inestabilidad institucional. Como lo dijó Skylar Weaver al iniciar la conferencia global Devcon en Bogotá (Colombia) en 2022, “Ethereum puede tener mayor impacto en las regiones en desarrollo, lugares donde la censura existe, donde muchos no tienen acceso a servicios financieros, donde su identidad no está garantizada y no es propiedad de la persona.”
Aquí coexisten el talento técnico, la urgencia de resolver problemas concretos y economías con moneda débiles que requieren la adopción de alternativas que ofrezcan mejores reservas de valor. Aquí nacieron y crecieron en los últimos años proyectos pioneros y de enorme relevancia en la industria mundial: Impact Market, EthicHub, Roda, Decentraland, Nomic foundation, Open Zeppelin, POAP para nombrar solo algunos.
Cada vez son más los emprendedores que aprovechan las herramientas Web3 para resolver problemas sociales complejos. Para Xochitl, head of Ecosystem Growth en Celo, uno de los pioneros en este ámbito es el trabajo que está haciendo Kolectivo en el Caribe con las monedas comunitarias: “Está ocurriendo algo mágico. Están enseñando a la gente a cultivar alimentos en una economía en la que son principalmente productos importados, creando bosques de alimentos y empoderando a las comunidades. Celo –una plataforma que ayuda a las personas a gestionar sus finanzas descentralizadas de forma fácil incorporando nuestro correo electrónico cómo llave pública– ha trabajado para resolver gran parte de la complejidad de la Web3 para los usuarios cotidianos. Necesitamos ver esto en toda la industria para que la incorporación y la experiencia general sean más fáciles. Web3 es una tecnología nueva con mucho potencial, la normativa es importante, requerirá una nueva forma de pensar”.
Claro que fraudes como FTX, que se declaró en bancarrota en Noviembre de 2022, donde miles de inversores, han perdido su dinero y temen que nunca podrán recuperarlo hacen confuso y amenazante el camino de credibilidad. Como toda nueva tecnología, el camino no será lineal ni estará exento de estafas. Si no reconocemos este controvertido contexto parecerá que estamos ciegos ante él, y no es así. Mi punto aquí es que hoy existen sistemas e infraestructuras que están cambiando y que pueden usarse, como toda tecnología con fines honestos o todo lo contrario.
Por primera vez en la historia contamos con una inmensa cantidad y diversidad de conocimiento accesible, bueno y gratuito. ¿Esto qué significa? Que la balanza, esta vez, por primera vez, puede equilibrarse. Que las puertas pueden empezar a abrirse como nunca antes para nuestra región e implicar un crecimiento inédito.
Para hacerlo bien, debemos tener en cuenta algunos elementos clave. Nuestra región registra problemas de acceso a los que hay que prestar especial atención: El impacto de una solución depende principalmente de la adopción de las personas, y a las personas no les importa Web3 ni blockchain sino poder acceder a beneficios y la facilidad de uso de las aplicaciones. Las soluciones deben ser accesibles, y poner a las personas en el centro. Equipos locales, que entiendan el contexto, las políticas públicas y desafíos, que tengan capacidad técnica y de trabajo en territorio, son vitales para la adopción genuina.
Esta ventana de oportunidad está abierta y se expandirá mucho más cuando las comunidades se tornen dueñas de sus soluciones, empoderadas en su uso. Cuando las comprendan, participen en sus diseños y genuinamente comprueben que trae mejoras en su vida, esto permitirá a las personas verse a sí mismas como reales agentes de cambio, y a la tecnología como un medio.
*Laura Benbenaste es cofundadora de Boske y Latam Integrator Tech & Humanity Ashoka.