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¿Puede Barcelona salvar el mundo? Así funciona la cuna española de las ‘deep tech’

Décadas de apuestas, como la red de Centros de Investigación de Cataluña, han convertido a la urbe en líder de todos los índices del emprendimiento en tecnologías profundas en España. Pero el ecosistema no está todavía lo suficientemente maduro. Para ayudarlo a cumplir su promesa de resolver los grandes desafíos, el Barcelona Deep Tech Summit acercará los casos más potentes a inversores especializados y ayudará a las empresas a navegar el desafiante mar de los negocios.

Dicen que España es madricéntrica. Basta un copo de nieve o una alerta de protección civil en la capital para que todo el país lo comente. Sin embargo, hay cosas que no son propiedad de la city madrileña. Y son cosas importantes, como el ecosistema de empresas de tecnologías profundas (o deep tech), donde la líder indiscutible es su eterna rival: Barcelona. Mires la clasificación que mires, la Ciudad Condal siempre figura como la más relevante del país en este sector.

Con una cuota de 13,2% de sus start-ups dedicadas a ellas, se sitúa incluso por delante de otras grandes urbes del emprendimiento, como París (9,3%), Berlín (9%), y Londres (7,5%), según el Startup Heatmap Europe Report 2021. La cosa tiene miga porque, a diferencia de las start-ups de software que suelen dominar en la mayoría de ecosistemas emprendedores, invertir y emprender en deep tech supone desafíos de todo tipo, como mayores necesidades de financiación y tiempos de desarrollo que los que se necesitan para generar productos digitales. Pero estos retos no han logrado frenar el florecimiento de esta estratégica industria en la ciudad catalana que, de hecho, está a punto de celebrar la segunda edición de su ya icónico Barcelona Deep Tech Summit.

Si tenemos en cuenta las dificultades y riesgos que conllevan las tecnologías profundas, la pregunta obligada es cómo ha logrado convertirse en su epicentro nacional. “Las deep tech están profundamente vinculadas a la transferencia tecnológica. Por eso, para poder generar un ecosistema en torno a ellas necesitas su materia prima, que son una serie de conocimientos científicos y tecnologías en áreas punteras”, adelanta el content curator del Barcelona Deep Tech Summit, Aleix Valls.

Explica que este caldo de cultivo comenzó a gestarse en la década de 1980, cuando la Generalitat de Catalunya empezó a apostar por la I+D a través de instrumentos como su actual red de Centros de Investigación de Cataluña (Centres de Recerca de Catalunya o CERCA). “Son estructuras con una identidad, gobernanza y modelos de financiación propios que impulsan la cristalización de conocimientos alrededor de ciertos verticales que luego han dado lugar al desarrollo de deep techs, como la biotecnología”, detalla Valls.

En su opinión, el gran éxito de este enfoque ha sido que “Cataluña ha aprendido a ser muy eficiente cogiendo dinero y convirtiéndolo en transferencia de conocimiento”. Esta es la razón por la que Barcelona representa el único lugar español entre los clústeres europeos de deep tech, según el Informe de las tecnologías profundas europeas 2023, elaborado por Atómico. Madrid ni aparece. A modo de comparativa, países mucho más pequeños que el nuestro, como Suiza, Bélgica y Países Bajos, tienen más de un punto en el mapa.

Entre los distintos clústeres que conforman el ecosistema barcelonés de tecnologías profundas, el texto destaca el Instituto de Ciencias Fotónicas que, como no podía ser de otra manera, forma parte de la red CERCA. Para Valls, este centro representa el paradigma del exitoso modelo catalán de innovación público-privada: “Aunque está adscrito a la Universidad Politécnica de Cataluña, tiene una entidad independiente, lo que le permite estar más orientado al mundo de la I+D y a la colaboración con empresas para desarrollar proyectos y fomentar la excelencia científica”.

Una de las claves de su exitoso funcionamiento a la hora de impulsar el ecosistema deep tech reside, según Valls, en que la carrera de los investigadores de los CERCA no está vinculada con la docencia, lo que les libera para enfocarse al 100% en sus investigaciones. Además, , el experto también destaca que estos centros pueden ser mucho más competitivos a nivel de salarios, lo que fomenta su capacidad de atraer talento extranjero y ayudar a retornar al que abandonó el país.

ORGULLO LOCAL, PROBLEMA NACIONAL

La Ciudad Condal también ocupa el primer puesto del país en el Índice Global de Ecosistemas de Start-ups 2023 de Startup Blink. Madrid es la segunda ciudad española del índice, pero su puesto número 49 dentro de la clasificación global contrasta con el de Barcelona, que se sitúa en el número 40. Ahora bien, el informe advierte de que ha perdido tres puestos desde el año pasado. Valls detalla: “Todos los ecosistemas de innovación nacionales están perdiendo impulso porque no hacemos bien los deberes. España necesita más alineamiento entre lo público y lo privado. En Francia, por ejemplo, el Gobierno ha adquirido un compromiso nacional en torno a la inteligencia artificial”.

Considera que el sector público es el que más deberes tiene por delante y aboga por el desarrollo de “un marco regulatorio legal que facilite la transferencia”. Y detecta otro problema endémico: nuestra falta de inversores especializados. “En 2020, España ocupó el décimo puesto en Europa en términos de cantidades totales invertidas en deep tech para el periodo 2015-2020, con 700 millones de euros, lo que representa solo el 15% del total de las inversiones nacionales de capital riesgo (VC). Es decir, “España cuenta con menos proyectos de VC especializados en deep tech con menos fondos y menores importes”, advierte un informe sobre el emprendimiento español en tecnologías profundas impulsado por el MIT.

Por último, Valls también lamenta la histórica dificultad de encontrar el tipo de perfil híbrido que demanda el emprendimiento en deep tech, ese que se sitúa a caballo entre el mundo de los negocios y el de la ciencia. Este es justo el tipo de problema que el Barcelona Deep Tech Summit aspira a solucionar. Para ello, su programa incluye a la coach ejecutiva Renita Kalhorn, especializada en asesorar a fundadores de empresas deep tech. Aun así, el content curator advierte que, “aunque el perfil de investigador-emprendedor exista, no puede ser la pieza fundamental del deep tech, tiene que haber un matching entre investigadores y emprendedores que ya tienen capacidad de emprender”.

Esta es otro de los hitos que persigue el congreso, que contará con la presencia de 50 de las start-ups más destacadas de las 10 ramas de tecnologías profundas con mayor peso en la ciudad. Allí se encontrarán con 17 fondos de inversión, a los que intentarán seducir con sus innovadoras propuestas. Estos matches entre ideas y dinero también se vuelven cada vez más urgentes si tenemos en cuenta que las innovaciones alumbradas por las deep tech cada vez tienen más peso dentro de la estrategia de soberanía europea y que, por definición, sus avances siempre están orientados a resolver alguno de los grandes problemas del mundo.

‘REVOLUCIÓ A LES PORTES’

Si hay un área dentro de las tecnologías profundas con un papel protagonista en nuestro país, esa es, sin duda, es la biotecnología. Gracias su potencial para transformar sectores como la alimentación, la agricultura y la salud, a principios de año se convirtió en una de las 10 tendencias de nuestro Observatorio Retina 2023. Frente a campos de deep tech más nuevos, como el de la computación cuántica, la amplia trayectoria de España en biotecnología explica el hecho de que, de las 320 start-ups de deep tech que hay en Cataluña, casi el 38,8%% se dediquen a ella, según el Análisis del ecosistema de start-ups de tecnologías profundas en Cataluña 2023.

En segunda posición, se encuentra la omnipresente inteligencia artificial, con un 25% del total. Aunque este sector no esté tan vinculado al hardware como otros típicos de las deep tech, como la supercomputación y la fotónica, y a pesar de que casi no hay día en el que no veamos ejemplos de sus malos usos, su carácter transversal podría contribuir a resolver desafíos de todo tipo, como ya ha hecho la IA de DeepMind que este año se alzó con el Premio Princesa de Asturias por su capacidad de predecir el plegamiento de proteínas. Este mismo mes, otro modelo de la misma compañía ha aparecido en la revista Science tras demostrar que sus predicciones meteorológicas superan a las de los organismos más prestigiosos, como el Centro Europeo de Previsiones Meteorológicas a Plazo Medio.

Este tipo de avances son los que hacen que, para Valls, la inteligencia artificial sea una de las áreas de las tecnologías profundas con “mayor potencial de cambiar el mundo tal y como lo conocemos”, junto a la biotecnología y la computación cuántica. Puede que la rama de las aplicaciones cuánticas solo represente el 0,9% del tejido catalán de deep tech, y la de la supercomputación solo llegue hasta el 3,4%, pero Barcelona tiene un as en la manga con el que casi nadie puede rivalizar: el MareNostrum5. “Es la única máquina del país y probablemente de Europa que podría ser capaz de competir con los ingentes recursos computacionales de las big tech”, nos contó hace poco el profesor del Departamento de Operaciones, Innovación y Ciencia de Datos en Esade Esteve Almirall.

Es cierto que España es bastante madricéntrica, pero en lo que se refiere a deep tech, los españoles ya deberíamos estar abriendo la mirada para poder ver dónde se concentra su máximo potencial. No es cuestión de competir, sino de dirigir adecuadamente los esfuerzos para que la apuesta que Cataluña inició en la década de 1980 logre por fin cristalizar en forma de potencia internacional con capacidad de mejorar el mundo a través de la tecnología y la innovación. Eso sí es algo de lo que debería estar hablando todo el país.

Toda la información y registro para acudir al Barcelona Deep Tech Summit disponible aquí.

Sobre la firma

Marta del Amo

Periodista tecnológica con base en ciencias. Coordinadora editorial de 'Retina'. Más de 12 años de experiencia en medios nacionales e internacionales como la edición en español de 'MIT Technology Review', 'Público', 'Muy Interesante' y 'El Español'.

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