¿Qué es más peligroso, la inteligencia artificial o la estupidez humana?

El gran debate público en torno a la tecnología se centra en su potencial amenaza para destruir los empleos de la gente. Pero la IA es mucho más que un vector de automatización y su impacto en la propia naturaleza humana debe ser analizado y previsto, como hicieron los expertos reunidos en el reciente FAD FORUM.

Cartel de presentación del FAD FORUM

La inteligencia artificial (IA) ya está en nuestra cotidianeidad, pero el diálogo en torno a ella es todavía ambiguo. A menudo se infunde miedo o se apela al enfrentamiento entre tecnología y humanos, como si aquella fuera el mal absoluto y el futuro, un lugar frío e inhóspito donde todos seremos esclavos de una distopía trágica. Tendemos a obviar los posibles beneficios que nos brinda el nacimiento de un entorno completamente nuevo donde las actividades básicas pueden automatizarse y el arte, el diseño y la creatividad pueden encontrar nuevos caminos, más estimulantes y rompedores.

El discurso requiere, por tanto, espacios más pausados ajenos a los debates bulímicos a los que asistimos en las redes, donde las hordas de entusiastas se enfrentan a las de pesimistas crónicos en una batalla estéril que no tiene en cuenta los distintos factores que implica la llegada de la IA a nuestra realidad. Eventos como el que organizó FAD (asociación que fomenta las artes y el diseño) en Barcelona el pasado 17 de junio, con expertos de distintos sectores que tratan entender lo diversa y heterogénea la participación de la IA en todos los sectores creativos, se vuelven esenciales.

En el encuentro, celebrado en el Museo del Diseño, se habló de las aplicaciones de la IA en el mundo de la moda y de cómo hackear el machine learning para fines artísticos y sociales, cuestionando los límites éticos del nacimiento de una nueva era digital poshumanista.

“¿Quién es el autor a la hora de utilizar una IA para crear arte? ¿El desarrollador, el artista o la máquina? ¿Qué papel desarrolla la tecnología blockchain en estas nuevas situaciones? ¿Desaparece el artista al entrar en juego la IA?”, se preguntaba el fundador de Onkaos y responsable creativo de la Colección SOLO de Madrid, Óscar Hormigos. Heterogeneidad y diversidad fueron palabras clave del debate que fue desde temas éticos a puramente prácticos, incluso hubo tiempo para hablar de porno generado por máquinas y para máquinas, como explicó el Col·lectiu Estampa en uno de sus proyectos artísticos.

El youtuber experto en IA Carlos Santana, más conocido como DOT CSV, es optimista en su análisis sobre los aspectos técnicos del machine learning :“La evolución de lo que llamamos inteligencia artificial es bastante reciente y nos ha golpeado en la cara de un día para otro abriendo un abanico de posibilidades que se manifiestan en GPT-3 y DALL·E 2 de OpenAI, y en DALL·E Mini, la versión bastarda y sin reglas. A pesar de su peor calidad, es un proyecto open source de Boris Dayma y se ha transformado en pocos días en la mayor máquina de memes de la historia de la humanidad”, detalló.

¿Podemos reducir un potente sistema de cálculo a unos memes? No. Pero cuando se democratiza una nueva tecnología, la experimentación lúdica es siempre la primera aplicación. Pasó lo mismo con Photoshop. Que levante la mano quién no haya dibujado un pene al abrir el programa de Adobe por primera vez. Es lo maravilloso del ser humano. Da igual cuanto hayamos evolucionado, nuestro instinto primordial es el de reducir una tecnología avanzada en un juguete para hacer el tonto. Pero esa ligereza, que diría Gilles Lipovetsky, puede ser una gran atractivo para coleccionables, NFT y arte generativo.

“¿Qué es más peligroso, la inteligencia artificial o la estupidez humana?”, planteó el fundador de Domestic Data Streamer, Pau García, que presentó aplicaciones concretas de la AI como soporte y paliativo para situaciones de estrés postraumático o de pérdida de un ser querido. Citando a Jorge Carrión y su podcast Solaris, García distingue entre big data y storytelling y plantea una serie de ejemplos en los que el lado humano se refleja a través de las emociones y la búsqueda del alivio del dolor usando inteligencias artificiales.

Es así como de repente acabamos inmersos en la historia de Joshua Barbeau, quien, tras perder a su novia, decidió crear una IA para seguir hablando con ella. A primera vista puede sonar tan escalofriante como un capítulo de la serie Black Mirror, pero García utilizó el suceso para preguntarse si las IA nos pueden ayudar en el proceso de aceptación del dolor y constituir una herramienta que nos permita desarrollar mecanismos más sanos a la hora de enfrentarnos a la muerte.

“¿Puede una máquina apoyarnos y mejorarnos? ¿Puede la IA dar amparo y cobijo? ¿Cuáles son los límites de esta humanización del algoritmo?”, preguntaba García cuestionado dónde está el verdadero peligro: en la máquina convertida en la peor pesadilla tecnócrata o en la estupidez humana de no saber utilizar esta poderosa herramienta.

IA PARA LOS NEGOCIOS

Más allá del debate espiritual, también se analizó el papel de la IA a nivel práctico con expertos como Coro Saldaña, el investigador en redes neuronales y su aplicación al diseño de productos, Arthur Harsuvanakit y el director del famoso estudio de arquitectura Zaha Hadid Architects, Shajay Booshan.

Los tres subrayaron el potencial de las redes neuronales y el machine learning en áreas tan diferentes como la experiencia de compra online o el proceso creativo de diseñadores como Philippe Starck y su silla para el teletrabajo. El uso de esta tecnología permite valorar tanto los aspectos técnicos como los estéticos y éticos del diseño y ayuda al diseñador a encontrar una solución más funcional utilizando decenas de simulaciones.

“El cambio es sustancial y, en sectores como el de la moda, está ocurriendo ahora mismo. Gracias al uso de algoritmos y machine learning, grandes empresas están optimizando el customer journey, pudiendo utilizar una serie de métricas que permiten conocer con enorme detalle al consumidor” afirmó Saldaña. No obstante, esta posibilidad también genera escepticismo. García matizó: “Me aterra que grandes compañías puedan tener esa tremenda capacidad de control sin haber planteado las consecuencias que puede generar en nuestra sociedad”.

Por otro lado, Col·lectiu Estampa y García coincidieron en la importancia de experimentar con la IA también para generar el error y la imperfección. Para ellos, el papel del arte es clave en conseguir que no nos volvamos esclavos dando por buenas todas las soluciones que nos brindan las máquinas, porque responden a los sesgos que seguimos teniendo en nuestra sociedad. A lo que Santana añadió: “La IA es una herramienta potente para el artista, pero su papel redefine también la función del creativo. Probablemente el futuro de los diseñadores no será el de ejecutar, sino más bien el de entrenar una red neuronal y hacer de curador de las piezas generadas”.

La relación entre tecnología y arte nos acompaña desde hace siglos y es interesante ver cómo se retroalimenta con estímulos constantes, contradicciones y respuestas. El invento de la cámara fotográfica produjo un cambio drástico en la manera de percibir el retrato y los smartphones los banalizaron en esa forma lúdica y ególatra que es el selfie. Por eso, con cada innovación, el arte se cuestiona a sí mismo y encuentra nuevas formas de expresarse.

Así lo entiende Col·lectiu Estampa y su búsqueda constante del error en la IA al error para evitar un proceso perfecto e impoluto. Experimentar, romper moldes y dar campo abierto a la creatividad sin su mercantilización inmediata en producciones audiovisuales que huyen de la perfección de la máquina para generar un relato emocional.

En definitiva, frente a la confusión y los mensajes extremos, debemos tratar un tema tan complejo con la importancia que se merece sin dejarnos llevar por el instinto y los prejuicios. Como concluyó el comisario y copresentador de FAD FORUM, Pablo Galeano: “La tecnología siempre ha cambiado drásticamente los sectores en los que aterriza, pero creo que la IA lo hará con más fuerza y su evolución será más rápida que la de cualquier otra tecnología”. Debemos estar preparados para ello.

Francesco Maria Furno, es fundador del estudio de diseño Relajaelcoco. También es profesor en el Instituto de Empresa en Madrid y en Segovia. Se ocupa del diseño de marcas y estrategia y le fascina la cocina como acto social

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