Basura para mover Madrid. Así funciona la movilidad pública verde de la capital

La ciudad ya ofrece 20 autobuses propulsados con biogás metano renovable obtenido a partir de los residuos orgánicos de los propios vecinos. Esta es solo una de las varias acciones que la EMT está llevando a cabo para descarbonizarse, las cuales la han convertido en ganadora del Premio Retina ECO 2023 en la categoría de Movilidad Inteligente. A finales de año espera estrenar otros 10 vehículos públicos alimentados con hidrógeno verde.

En 1985 Regreso al futuro planteó dos ideas que parecían imposibles. Una eran los propios viajes en el tiempo, que, de momento, siguen en el terreno de la ciencia ficción. La otra, bastante menos llamativa, pero igual de inverosímil aquel año, era la capacidad del Delorean de propulsarse con basura. Lo que tal vez no sabía entonces Robert Zemeckis es que su segunda fantasía acabaría haciéndose realidad. De hecho, si vive en Madrid y deposita correctamente sus residuos biodegradables en el contenedor marrón, debería saber que, desde hace más de un año, el Ayuntamiento los está transformando en biogás metano renovable para favorecer la movilidad sostenible de la capital.

Se trata de los 20 autobuses alimentados por biometano que componen la flota de la línea C1 de la EMT, y que, junto a otras acciones para descarbonizarse, la han hecho merecedora del premio el Premio Retina ECO 2023 en la categoría de Movilidad Inteligente. El delegado de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad del Ayuntamiento de Madrid, Borja Carabante, cuenta: “Sabíamos que la EMT era una de las grandes emisoras en el ámbito de la movilidad porque tenía una flota muy antigua, así que pusimos en marcha un plan con el que, en los últimos cuatro años, hemos renovado el 60% de los vehículos”.

Así es como, poco a poco, la capital ha ido llenándose de alternativas eléctricas y gasísticas de distintos tipos. Gracias a esta apuesta, el 31 de diciembre de 2022 fue el último día de servicio de los autobuses municipales que funcionaban con diésel. El responsable añade: “Nos hemos convertido en la primera gran ciudad europea en eliminar el gasóleo del transporte público”.

Aunque la mayor parte de la flota todavía se alimenta con gas natural comprimido de origen fósil (considerado limpio en autobuses por la Directiva Europea de Vehículos Limpios), la experiencia piloto de la línea C1 podría marcar el camino hacia una EMT que funcione con energía 100% renovable. Carabante detalla que el biogás se utilizaba para dar energía a la propia planta de Valdemingómez, pero la ahora producción ha crecido lo suficiente como para generar excedentes, que son los que se utilizan en los autobuses, y añade: “Si la cantidad sigue aumentando podríamos escalar el proyecto”.

Así que, ya sabe, si todavía no se ha animado a separar sus residuos orgánicos en el contenedor marrón, aquí tiene una buena razón para empezar hacerlo. Pero, como el Ayuntamiento no puede depender exclusivamente de la colaboración ciudadana, su viaje hacia la descarbonización también incluye otras novedosas propuestas, como los 10 autobuses alimentados por hidrógeno verde que podrían empezar a circular por la capital a finales de este mismo año y que el organismo espera duplicar para 2026.

Las cifras buses con biometano e hidrógeno verde parecen pequeñas cuando se comparan con la flota total de la EMT, que asciende a 2.100 vehículos. No obstante, Carabante subraya el carácter piloto de ambas iniciativas y la responsabilidad de la Administración para liderar este tipo de transformaciones: “Creemos que una empresa pública como la EMT es la que debe testar estas ideas, porque nos servirán para aprender, pero también podremos enseñar lo aprendido a otras empresas que tal vez no tienen capacidad de emprender este tipo de innovaciones”.

VIAJE AL FUTURO DEL TRANSPORTE VERDE

Y es que estos esfuerzos no solo requieren la producción de cada nuevo tipo de combustible para alimentar los autobuses, también hay que desarrollar toda la infraestructura necesaria para obtenerlo y para llevar a cabo las operaciones y el mantenimiento de estos innovadores vehículos. A diferencia del Delorean de Doc, que arrancaba tras echar unas simples cáscaras de plátano al depósito, los autobuses propulsados con metano renovable requirieron la construcción de planta de tratamiento de biogás en el Parque Tecnológico de Valdemingómez. Algo parecido le pasa al hidrógeno verde, para el que la EMT está construyendo una hidrogenera que funcionará con 2.780 paneles fotovoltaicos y que darán servicio a todo el ciclo del hidrógeno: producción, almacenamiento y distribución.

Pero la ambición de la EMT por descarbonizarse es mucho más amplia. Tras los más de 1.700 autobuses de gas natural comprimido que actualmente lideran la flota, los eléctricos alimentados con baterías de iones de litio ocupan la segunda posición desde que el Ayuntamiento incorporó las primeras 81 unidades en 2020. Este año la cifra ya es de 329 y debería seguir aumentando hasta las 729 en 2027. Si los planes de la EMT se cumplen, para entonces, este tipo de autobuses debería representar casi el 35% del total.

Como es lógico, a más autobuses eléctricos, mayor necesidad de infraestructura adecuada para operarlos. Esta es la razón por la que el organismo se ha embarcado en otro proyecto para renovar su histórico Centro de Operaciones de Carabanchel. “EMT ha transformado una cochera de autobuses de diésel y GNC en un moderno e innovador centro de operaciones para autobuses eléctricos”, cuenta la memoria técnica, y añade “Se trata del proyecto más grande y pionero de esta índole en Europa y más relevantes a nivel mundial. Actualmente, el centro cuenta con 52 puntos de carga por pantógrafo invertido y por una potente instalación fotovoltaica (613 paneles), que va a garantizar el abastecimiento del 10% de la energía de la estación de carga. En 2024 este centro dispondrá de 234 pantógrafos invertidos y 95 puntos de recarga por cable”.

En paralelo a, la EMT también está reformando el que tiene en La Elipa, construido en la década de 1960, y va a erigir otro totalmente adaptado a sus necesidades actuales y futuras en la zona de Las Tablas. Y, por si fuera poco, también debe dirigir una parte de sus esfuerzos hacia toda su plantilla para que aprenda a relacionarse con todas las novedades que plantea cada nuevo tipo de autobús. Carabante detalla: “El mantenimiento de un vehículo eléctrico es muy distinto al de uno diésel, así que tenemos que modificar todos los que los procesos de mantenimiento y formar al personal”.

SOSTENIBILIDAD MUCHO MÁS QUE AMBIENTAL

La contribución directa e indirecta a la lucha climática por parte de la EMT resulta evidente. Solo con la electrificación de su centro de Carabanchel la entidad evitará la expulsión de 1.348 toneladas de CO2 cada año, por no hablar de las cero emisiones de su cada vez mayor flota de autobuses eléctricos. Sin embargo, del mismo modo que el propio concepto de sostenibilidad hace ya tiempo que incluye aspectos sociales y de gobernanza, los esfuerzos por transformar la movilidad de la capital también abordan cuestiones puramente sociales.

Tal vez la más llamativa fuera la reciente donación a Ucrania de 32 autobuses diésel que la entidad iba a desguazar a raíz de su transición. Pero los propios madrileños también se están beneficiando económicamente de las medidas de la EMT gracias a la gratuidad de dos de las líneas 100% eléctricas que discurren por el centro de la capital. Carabante explica que apostaron por ofrecerlas sin coste tras la implantación de la Zona de Bajas Emisiones de Especial Protección Distrito Centro: “La medida iba a suponer que mucha gente no pudiera acceder al centro con su vehículo, así que decidimos ofrecer esta alternativa gratuita, y la verdad es que están funcionando muy bien, tiene muchísima demanda”.

El responsable también destaca la reducción de la contaminación acústica gracias al casi nulo ruido de los autobuses eléctricos, y cree que tanto la modernización de la flota como las líneas sin coste están ayudando a impulsar aún más el uso del transporte público en Madrid. Carabante detalla: “Un autobús más renovado, más moderno y menos contaminante hace más atractivo el transporte público y eso está haciendo que, por ejemplo, en septiembre hayamos superado el récord de demanda, con el mejor dato desde 2007”.

Por último, el último gran beneficio social que se desprende de todos los esfuerzos de la EMT está “la labor ejemplarizante de la Administración”, señala el responsable, y añade: “No podemos decirle a la gente no puede tener coches de 20 años y, al mismo tiempo, ofrecer un transporte público a base de autobuses antiguos y muy contaminantes”. ¿Acaso no es precisamente es lo que deben perseguir todos los gobiernos? ¿Fomentar los cambios de mentalidad y hábitos a través del ejemplo para demostrar que no es tan difícil llevarlos a cabo?

La cinta de Zemeckis acababa diciendo que en el futuro ni siquiera necesitaremos carreteras. Todavía no sabemos si esa será otra de sus profecías cumplidas, pero, mientras sigamos dependiendo del transporte rodado para hacer funcionar nuestras ciudades, la mejor opción será toda aquella que, como la de la EMT, se esfuerza cada día en ser un poco más sostenible por todas las vías posibles, y eso sí que es un viaje al futuro.

Sobre la firma

Marta del Amo

Periodista tecnológica con base en ciencias. Coordinadora editorial de 'Retina'. Más de 12 años de experiencia en medios nacionales e internacionales como la edición en español de 'MIT Technology Review', 'Público', 'Muy Interesante' y 'El Español'.

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