Elon Musk se estrella con Tesla

En Europa se vendieron un 44% menos de Teslas durante el mes de febrero. El año pasado, la compañía de Elon Musk era, de lejos, la que más coches eléctricos vendía en el Viejo Continente. Pero el posicionamiento político de su CEO le ha pasado factura al fabricante de automoción. En febrero, Volkswagen y BMW-Mini se colocaron por encima en ventas de eléctricos. Lo nunca visto. Al mismo tiempo crecen las marcas chinas, como BYD y Xpeng.

Fast&Furious por @RhizomatikaLab

Tesla ha pasado de liderar las ventas de coches eléctricos con un predominio inapelable a ir a contracorriente del mercado. En febrero, las ventas de este tipo de vehículos aumentaron un 26% en Europa. Un crecimiento a doble dígito que la compañía de Musk debería haber absorbido en gran medida. Sin embargo, vendió menos de 16.000 unidades. Sus rivales han aprovechado para comerle la tostada.

Es un fenómeno extraño porque la caída en ventas no se produce por cuestiones de negocio o de mercado. Es difícil cuantificar qué parte es atribuible a las polémicas de Musk, su alianza con Trump o su apoyo a la extrema derecha en Alemania. Pero la tendencia es acusadora. Mientras Tesla vende la mitad de lo que vendía antes, Volkswagen ha despachado un 180% más de eléctricos, BMW un 20% más, Audi un 70%, los Mini han crecido un 804% y Renault, un 96%. Las marcas europeas corren a ocupar el vacío dejado por la compañía estadounidense.

El apoyo de Musk a la candidatura de Trump dio el pistoletazo de salida a la animadversión contra Tesla. En unas elecciones tan polarizadas, su inversión de dinero e imagen pública significó algo más que ponerse del lado del Partido Republicano. Era una postura de extremo. Y lo demostró más adelante cuando aceptó la misión de recortar el gasto público de forma abrupta, como responsable del Department of Government Efficiency, el famoso DOGE.

Después llegó su palmada en el hombro a la extrema derecha alemana. Publicó un artículo en el periódico Die Welt en franco apoyo al AfD (Alternativa para Alemania) a un mes de las elecciones. Unos días más tarde remató la jugada con un blanqueo a la líder de este grupo, charlando con ella y emitiéndolo en directo en su plataforma X. No contento con esto, durante un mitin hizo el —denominado entonces, para edulcorar— saludo romano, que es la forma en que todos conocemos el saludo nazi y fascista.

Sus actos le valieron las reprimendas del entonces canciller alemán Olaf Scholz y de otros lideres europeos, como Emmanuel Macron. Incluso se han cometido actos vandálicos contra concesionarios y coches Tesla, en Alemania, Francia o Italia. Aunque donde más han proliferado este tipo de acciones es en Estados Unidos. Tanto que Trump los criticó públicamente y sugirió que los responsables deberían ser enviados a una prisión en El Salvador, el país al que ya ha deportado cientos de inmigrantes.

Vandalismo aparte, en todo mercado incipiente es clave posicionarse al principio. En los coches eléctricos, la casilla de salida de Tesla se situaba muy por delante de cualquier otro rival. La compañía ha sido la estrella rutilante en esta primera etapa. Y parte de su encanto está en su imagen de marca: sofisticada, de alta tecnología, diseño atractivo. Se ha dicho de ella que es el Apple de los coches eléctricos. Pero parece que el comportamiento público de Musk ha contaminado esta imagen de marca.

Además, hay que pensar que parte del público objetivo de Tesla son consumidores preocupados por el medio ambiente. No es extraño que estas personas concienciadas con la sostenibilidad se sientan identificadas con postulados más bien progresistas. Desde luego, habría un abismo entre estas posturas políticas y el posicionamiento de Musk.

Es difícil prever cuánto se alargará la tendencia. Pero no es algo únicamente europeo: en Estados Unidos Tesla habría vendido un 11% menos mientras los eléctricos de Ford, Volkswagen o Chevrolet se disparan. Tampoco son hechos limitados en el tiempo. En enero, las ventas de Tesla en Europa ya había caído un 45%, según la European Automobile Manufacturers Association. En Alemania —a primeros de aquel mes Musk promocionó a la candidata de AfD Alice Weidel conversando con ella en X— vendió la cifra más baja de coches desde julio de 2021. En Francia cayó un 63%. Todo en un contexto de crecimiento robusto de los eléctricos.

Las marcas chinas también han dado saltos grandes en ventas. En Europa BYD vendió un 94% más el pasado mes de febrero, Polestar (sostenida por el conglomerado Geely) un 84% y la startup Xpeng creció un 259%. Es más, a nivel global BYD facturó 107.000 millones de dólares en 2024. Supera así a Tesla, que ingresó 97.700 millones. Ambas vendieron casi el mismo número de coches eléctricos: 1,79 millones la estadounidense frente a los 1,76 millones de la china, que también despacha modelos híbridos.

La competencia china en coches eléctricos se barrunta feroz en los próximos años. Ya lo es, de hecho, en su país de origen, donde Tesla acostumbraba a obtener también mucho mejores resultados. El pasado febrero sus ventas fueron un 49,2% menores que hace un año. Es su cifra más baja desde agosto de 2022. En este caso no se puede achacar al posicionamiento político de Musk. Los fabricantes locales han disminuidos sus precios y ampliado su oferta. BYD vendió un 90,4% más de vehículos en febrero. Hay muchos actores en el mercado, incluidos extravagantes advenedizos, como Xiaomi. La marca de móviles vendió casi 140.000 unidades de su flamante sedán SU7 en China. Y se espera que el nuevo modelo YU7, tipo SUV, aumente las ventas de la compañía. Para Musk, quizá, no era el mejor momento de ponerse la camisa negra.

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