La llegada del verano nos ha traído varios anuncios desde Bruselas sobre la apertura de investigaciones a los gigantes tecnológicos, utilizando la recién estrenada Ley de Mercados Digitales. A finales de junio, se anunció que se iba a examinar a Apple y, pocos días después, se hizo lo mismo con Meta. Además, se avanza en casos en los que las anteriores leyes de competencia ya estaban actuando, como en el caso de Microsoft. Es decir, viejas y nuevas leyes ahora se encuentran en la caja de herramientas del regulador. A continuación, un breve repaso de estos anuncios:
- Apple investigada por “obstaculizar” las comunicaciones de los desarrolladores con sus usuarios. El gigante tecnológico ha sido el primero en ser investigado por comportamiento anticompetitivo utilizando la nueva ley. La Comisión Europea quiere determinar si Apple está cumpliendo con el requisito de permitir que los desarrolladores puedan comunicar ofertas y promociones a los usuarios de iPhone por fuera de la App Store sin ser penalizados. Además, también está siendo investigada por las tarifas que cobra por descarga en aplicaciones con más de un millón de usuarios. Con la nueva ley, Apple se enfrenta a una multa de hasta el 10% de sus ingresos anuales globales y, en el caso de ser reincidente, podría alcanzar hasta el 20%. Una cantidad que, por cierto, sería muy superior a la reciente multa de 1.800 millones de euros por comportamiento anticompetitivo en el mercado de streaming de música. De momento, la primera reacción del gigante de Cupertino ha sido demorar la llegada a Europa de las nuevas funcionalidades de IA anunciadas en junio, argumentando que en el continente existe actualmente una incertidumbre regulatoria.
- Meta investigada por un modelo binario de suscripción de pago o consentimiento que no ofrece “opciones reales” al usuario. Actualmente, los usuarios de Facebook e Instagram pueden optar por usar estas redes sociales de forma gratuita siempre que consientan la captura y uso de sus datos. Alternativamente, pueden evitar cederlos y acceder al servicio si optan por pagar. Sin embargo, este modelo de suscripción binario de pago o consentimiento no gusta en Bruselas, ya que considera que no ofrece opciones reales a los usuarios, o dicho de otro modo, que los «fuerza» de facto a compartir sus datos. En palabras de Margrethe Vestager: «Queremos empoderar a los ciudadanos para que puedan tener el control de sus propios datos», y esto implica ofrecerles la posibilidad de acceder a un servicio con anuncios no personalizados. Para Meta, esta investigación sobre su modelo de suscripción afecta directamente su principal fuente de ingresos: la personalización de anuncios basada en el comportamiento del usuario. En Europa, son más de 250 millones, y si una parte significativa de estos elige la opción exigida por Bruselas, los ingresos de la compañía se verán gravemente afectados.
- Microsoft investigada por paquetizar sus servicios para “bloquear” a sus competidores. Un tercer anuncio dentro de esta ofensiva regulatoria es el caso de Microsoft. Pero, a diferencia de los anteriores, la Comisión Europea se vale de las leyes de defensa de la competencia ya existentes. Bruselas considera que el comportamiento de Microsoft de paquetizar su aplicación Teams con Office es anticompetitivo. Se trata de un caso “clásico” en el que se aprovecha la posición de dominio en un servicio para vincularlo con otro. De hecho, Microsoft ya pasó por acusaciones similares hace más de 20 años con Windows y aprendió una dolorosa lección. La empresa ahora es más dialogante. Según Brad Smith, presidente de la compañía, “después de haber desagregado Teams y dado los primeros pasos hacia la interoperabilidad, seguiremos trabajando para encontrar soluciones que cubran las demás preocupaciones de la Comisión». No obstante, aunque exista voluntad por parte de Microsoft de colaborar con el regulador, también es cierto que el daño a los competidores ya está hecho.
Estos casos son solo el principio. Los gigantes tecnológicos son una prioridad para Bruselas. Los llamados “gatekeepers” como Alphabet, Amazon, Apple, ByteDance (TikTok), Meta y Microsoft ahora se enfrentan a prohibiciones y obligaciones. Por ejemplo, no está permitido que sus plataformas favorezcan sus propios servicios sobre los de sus rivales, que combinen datos de los usuarios a través de distintos servicios o que recopilen información de competidores por medio de la actividad de terceros en sus plataformas.
Desde marzo pasado, dentro de este selecto grupo también se encuentra la europea Booking. Algo que no ha gustado a la empresa, que ha reaccionado amenazando con trasladar su sede central fuera de Europa. Según Glenn Fogel, presidente y CEO de la compañía, “si las regulaciones no son inteligentes, entonces estás en desventaja competitiva”. Y es que el argumento que esgrimen los detractores de la nueva ley es que esta, más que fomentar la competencia y apertura del mercado, es contraproducente e inhibe la innovación.
Por otro lado, quienes están a favor creen que viene a corregir tanto la lentitud como la falta de eficacia de las leyes de competencia tradicionales. Hasta ahora, los reguladores han seguido un enfoque ex post, solo intervienen si detectan comportamientos abusivos. Es decir, no se penaliza tener una posición dominante, sino por abusar de ella. Pero con el creciente poder de las plataformas digitales, el regulador ha empezado a cuestionar la efectividad de este modelo. Por eso, en el seno de la UE se ha fraguado un cambio de paradigma hacia un nuevo modelo basado en una regulación ex ante. Ahora, el regulador establece unas reglas de antemano que se traducen en un conjunto de requisitos y obligaciones con el fin de prevenir prácticas anticompetitivas de los gigantes de Internet.
El problema de fondo del modelo ex post era que la innovación tecnológica es exponencial, haciendo que el regulador llegara tarde y con escasa efectividad. Incluso en los casos más sonados, donde se han anunciado grandes multas, no han servido para corregir el comportamiento anticompetitivo de los gigantes tecnológicos. Sencillamente, este enfoque no ha funcionado. Ahora, la Comisión Europea quiere probar algo diferente al intervenir en el diseño mismo del mercado. Los inversores deberían prestar atención a estos cambios, porque si tienen éxito, el poder de las plataformas digitales nunca volverá a ser el mismo.