Si te pregunto por las principales empresas de tecnología del mundo, seguro que las primeras que te vienen a la cabeza son Google, Apple, Amazon y Microsoft. Puede que también menciones a Facebook y a Tesla, o incluso a Samsung, ¿verdad? Es normal, todas ellas figuran entre las 10 tecnológicas mejor valoradas a nivel global. Sin embargo, hay otra compañía en el podio, con una posición que ya supera a las de Musk y Zuckerberg, cuyo nombre suele pasar desapercibido para el gran público: la empresa de chips Nvidia.
Es algo habitual en compañías cuyos clientes son empresas en lugar de consumidores finales (es decir, son B2B en lugar de B2C). Todo el mundo sabe qué es una Thermomix o una Roomba, pero a nadie le importa quién fabrica los tornillos que las componen. Esa es la razón por la que Nvidia es una desconocida para todo aquel que no tenga interés en saber qué hay en las tripas de su PC, su smartphone, su videoconsola o su coche. La diferencia entre los tornillos y los chips es que estos se han convertido en una industria estratégica a medida que la vida y los negocios se van digitalizando y que cada objeto de consumo adquiere el potencial de convertirse en un miniordenador (eso que normalmente llamamos Internet de las cosas o IoT). Y, de todas compañías que componen el sector, el valor en bolsa de Nvidia la sitúa desde hace tiempo como la líder indiscutible.
Nacida hace ya más de 30 años, fue en la década de 2010 cuando empezó a quedar claro que sus unidades de procesamiento gráfico (GPU), las cuales vendía principalmente a la industria de los videojuegos, resultaban mucho más adecuadas para ejecutar tareas de inteligencia artificial (IA) que las tradicionales unidades de procesamiento central (CPU) que ofrecían sus rivales. En aquel momento el término IA todavía no formaba parte de nuestro léxico habitual, pero gran parte del sector tecnológico y los mercados sí veían la revolución que se estaba gestando.
Esta comparativa histórica de los valores en bolsa de algunas de las principales compañías de chips del mundo, como Intel, Qualcomm, ASLM y TSCM, muestra claramente cómo Nvidia empezó dejar atrás a todas sus rivales entre 2015 y 2016 gracias al impulso de la inteligencia artificial. Su papel en el avance de esta tecnología fue tal que en 2020, el titular de un artículo de Forbes decía: “Los chips de Nvidia han impulsado casi todos los grandes avances en IA”. Pero su gran golpe en la mesa llegó a finales de mayo de 2023. Seis meses después de que el mundo conociera a ChatGPT, su valoración en bolsa superó el billón de dólares (one trillion para los angloparlantes) por primera vez en su historia (y en la de poquísimas empresas en el mundo).
“Nvidia es ahora la sexta empresa pública del mundo valorada en más de un billón de dólares, uniéndose a Apple, Saudi Aramco, Microsoft, Alphabet y Amazon; las únicas otras empresas que han cruzado el umbral son Tesla y Meta, valoradas cada una en menos de 700.000 millones de dólares en la actualidad, y el gigante petrolero chino PetroChina”, informaba Forbes. Desde entonces, su situación no ha hecho más que mejorar, incluso en lo poco que llevamos de 2024. Tras presentar varios de sus nuevos productos en la famosa feria tecnológica CES de Las Vegas, el precio de sus acciones volvió a aumentar un 6,43% de un día para otro, según The Wall Street Journal.
Mientras se escribe este artículo, dicho precio ronda los 522 dólares por acción, un 132% más frente a los 393 dólares que valían a cuando se convirtió en una empresa billonaria finales de mayo. A modo de comparativa, en este momento las acciones de Intel no valen ni 50 dólares, más de 10 veces menos que las de Nvidia. Pero el aumento de los últimos meses se queda en nada cuando lo comparamos con el que ha acumulado en los últimos cinco años. Con un precio por acción de unos 39 dólares a principios de enero de 2019, su valoración actual es más de un 1.300% superior a la de hace un lustro (las de Intel valían más o menos lo mismo que hoy), y todo gracias a la inteligencia artificial.
SUERTE + VISIÓN = NVIDIA
Este espectacular éxito se debe a la suma de una coincidencia y de una acertada decisión de negocio en torno a la que iba a convertirse en la tecnología de moda. “Nvidia llegó a dominar el emergente mercado de los chips de IA cuando tomó la inteligente decisión de aprovecharse de una afortunada coincidencia. Las operaciones matemáticas básicas requeridas para los gráficos informáticos son las mismas que las del enfoque de aprendizaje automático por redes neuronales”, explicaba ya en 2017 MIT Technology Review.
Es decir, fue cuestión de suerte que las GPU para videojuegos en las que Nvidia llevaba años trabajando resultaran ideales para la IA. Pero, como dice la revista, que la compañía se diera cuenta y decidiera apostar aún más fuerte por ellas fue “una decisión inteligente”. De hecho, ese mismo año la publicación la situó en el puesto número uno de su lista anual de las 50 empresas más inteligentes como “el proveedor líder en procesamiento para el software inteligencia artificial”, y añadía: “Sus chips ya están contribuyendo al desarrollo de tecnologías revolucionarias como el aprendizaje profundo y la conducción autónoma”.
Aunque Intel lograra popularizar su eslogan “Intel inside” en la década de 1990, convirtiendo sus chips en un símbolo de estatus, y haciendo visible a ojos de los consumidores una parte crítica de los ordenadores que hasta entonces solo importaba a los fabricantes, sufrió un descalabro en 2016 tras perder el carro de los chips para la industria de los pequeños dispositivos, como smartphones y el resto del IoT. Justo al mismo tiempo, la visión del CEO de Nvidia, Jensen Huang, empezaba a catapultar a su compañía al olimpo de las big tech.
Puede que su nombre no le suene de nada, pero en el mundo de los negocios cada vez es más sinónimo del éxito empresarial. “3 lecciones de liderazgo de un CEO que convirtió una idea en una empresa de 1,4 billones de dólares. Lo que su empresa puede aprender de Jensen Huang, de Nvidia”, reza el titular de un recientísimo artículo de la revista Inc. Aparta, Steve Jobs.
La influencia de Nvidia ha vuelto tan grande que hasta protagoniza tensiones geopolíticas. Por ejemplo, en octubre el Gobierno de EEUU anunció que iba a paralizar “los envíos a China de los chips de inteligencia artificial más avanzados diseñados por Nvidia y otros para […] impedir que Pekín reciba tecnologías estadounidenses de vanguardia para reforzar su ejército”, informaba Reuters. Después se filtró que la compañía iba a empezar a fabricar un chip más lento para poder saltarse esa restricción, con la consecuente amenaza de sanción por parte de su Gobierno. Y ahora resulta que China ha empezado a rechazar estos nuevos microprocesadores de Nvidia, alegando que, si no puede acceder a los modelos más potentes, los fabricará internamente, según Business Insider.
Este movimiento no solo refleja la creciente batalla por los semiconductores en general, también supone un riesgo para el futuro de Nvidia en particular a medida que rivales y gobiernos de todo el mundo, incluida la UE, pisan el acelerador en la carrera de los chips. A esto hay que sumar las advertencias de quienes consideran que su valor en bolsa está “ridículamente” sobredimensionado. De hecho, aunque el precio de sus acciones supera con creces los de sus competidoras, la cosa cambia cuando la industria se analiza desde la perspectiva de los beneficios. En este caso, la compañía desciende hasta el puesto número cuatro de la clasificación, por detrás de Samsung, TSMC (principal responsable de fabricar sus chips, ya que Nvidia solo los diseña) y de la propia Intel.
El debate está servido, como demuestra este artículo del Financial Times en el que el propio periodista se retracta de otra pieza en la que afirmaba que las acciones de Nvidia estaban sobrevaloradas. Cierto o no, lo que sí está claro es que la compañía se ha convertido en una de las más relevantes del momento a nivel global, cuya influencia supera con creces a la de algunas grandes tecnológicas de consumo más famosas, como Netflix. Puede que en cualquier momento surja otro chip aún más perfecto, pero, de momento, tal vez el eslogan de la IA debería ser “Nvidia inside”. Seguro que ahora no se te olvida.
Sobre la firma
Periodista tecnológica con base en ciencias. Coordinadora editorial de 'Retina'. Más de 12 años de experiencia en medios nacionales e internacionales como la edición en español de 'MIT Technology Review', 'Público', 'Muy Interesante' y 'El Español'.