¿Estamos ante un ‘OpenAI mafia’? Los exempleados de la empresa de ChatGPT quieren competir con ella

La fuga de altos directivos en OpenAI es continua.La CTO Mira Murati fue el último peso pesado en abandonar la compañía, tres emanas después de su marcha trascendió que buscaba fundar su propia startup que ya tendría asegurada una inversión de más de 100 millones de dólares.

Cuando eBay compró PayPal en 2002 empezó un goteo de empleados que se marchaban de la compañía. La burbuja puntocom había explotado hacía poco e Internet aún era un solar por construir. Estos ex empleados fundaron algunas empresas e invirtieron y trabajaron en otras. De estos proyectos muchos serían decisivos para moldear el mundo online que hoy tenemos.

La fuga continuada de altos directivos en OpenAI invita a pensar en una situación parecida. La CTO Mira Murati fue el último peso pesado en abandonar la compañía. Lo hizo sin un reemplazo previsto. Pasaron menos de tres semanas y trascendió que buscaba fundar su propia startup. No solo eso. El proyecto ya tendría asegurada una inversión de más de 100 millones de dólares. Murati habría reclutado a algunos empleados de OpenAI para el nuevo negocio. A este podría sumarse incluso Barret Zoph, que ostentaba una vicepresidencia y era responsable del post-entrenamiento de los sistemas de la startup.

Los apabullantes 100 millones de dólares en tiempo récord de Murati —aún por concretar— parecen calderilla al lado de los 1.000 millones de dólares que ya se ha asegurado Ilya Sutskever. El que fuera chief scientist en OpenAI se marchó el pasado mayo de la startup. Poco tardó en anunciar su nuevo proyecto Safe Superintelligence o SSI. Y para septiembre ya había levantado su astronómica ronda de inversión. El objetivo es desarrollar sistemas seguros de IA capaces de sobrepasar las capacidades humanas.

A SSI la respaldan los dos principales fondos de inversión de Silicon Valley, Andreessen Horowitz y Sequoia Capital. Por cierto, ninguno de los dos entró en la última ronda de inversión de OpenAI. Sutskever, que participó en la maniobra para destronar a Sam Altman en 2023 y por la cual se lo relegó al equipo de Safety, es uno de los cofundadores de la startup y ha sido una figura clave para el desarrollo de su tecnología.

Es pronto para saber qué derroteros tendrán estos proyectos. Pero ya hay ex empleados de OpenAI que acarician el éxito fuera de las fronteras de la startup. Los fundadores de Anthropic, desarrolladora de Claude 3, uno de los modelos de IA más sofisticados en estos momentos, provienen del redil de Sam Altman. Los hermanos Dario y Daniela Amodei —el primero era vicepresidente de Investigación en OpenAI y la segunda, vicepresidenta de Seguridad y Políticas— abandonaron sus puestos en 2020. Solo unos meses después fundaban Anthropic, que a estas alturas ha recibido más de 7.000 millones de dólares en inversiones de Amazon, Google o Salesforce, entre otras. A día de hoy es uno de los principales competidores de la startup de Altman.

Perplexity, la startup que aspira a consolidar un buscador con IA generativa como alternativa a Google, también tiene raíces en OpenAI. Su CEO y cofundador Aravind Srinivas trabajó de investigador allí, así como en Google DeepMind.

La diáspora de la inteligencia artificial

Hizo falta un cataclismo interno para provocar una diáspora de talento en PayPal. En este caso tomó forma de absorción por parte de una compañía más grande. Ebay obligó a los díscolos ingenieros del servicio de pagos a adaptarse a una disciplina corporativa indeseada. Nadie ha comprado OpenAI ni ha impuesto los rigores de una gran corporación a la plantilla. Pero sí ha habido un cataclismo en la historia reciente de la compañía.

El golpe de Estado a Sam Altman, que solo durante unos días dejó de ser CEO, cayó como una bomba en la startup. Marcó un antes y un después en la forma de conducir la compañía y avivó el descontento en la plantilla, que había sido la mecha que provocó el incendio. Desde entonces las renuncias se han incrementado. Decenas de empleados habrían dejado la startup en menos de un año.

Aunque lo más destacable son las salidas de alto calado, que van más allá de las mencionadas antes. Miles Brundage, asesor de políticas para la inteligencia artificial general y el último directivo en abandonar la compañía a la hora de escribir este texto, tiene planes para fundar una entidad sin ánimo de lucro o unirse a alguna para investigar en políticas relativas a la IA. El pasado septiembre también se marchó Bob McGrew, chief research officer.

En julio saltó del barco Andrej Karpathy, cofundador de OpenAI y antes responsables de IA en Tesla, para fundar Eureka Labs. Una startup orientada a crear un nuevo tipo de escuela donde la educación estará vertebrada por la IA. Este mismo verano, se despidió el responsable de producto Peter Deng, aún sin destino definido.

Hay muchos más abandonos. Algunos de ellos se han decantado por trabajar en compañías ya establecidas. Tim Brooks, responsable del sistema de generación de vídeo Sora, emigró a Google DeepMind. Jan Leike, mano derecha de Sutskever en el equipo de Safety de OpenAI, se despidió inmediatamente después de su jefe y se marchó a Anthropic. Otro de los 11 cofundadores, John Schulman, también ha recalado en Anthropic.

La mayoría son profesionales en una etapa de pleno crecimiento de su carrera personal. De ahí que muchos hayan fundado empresas o se hayan unido a otras donde su labor puede ser influyente.

Del éxodo de PayPal mafia salieron figuras como Peter Thiel, Elon Musk o Reid Hoffman. El primero respaldó económicamente a Facebook cuando solo tenía unos meses de vida. Y ha sido un inversor clave en numerosos proyectos de Silicon Valley durante las últimas dos décadas. De Musk hay poco que decir: se hizo con el control de Tesla, ayudó a fundar OpenAI y compró Twitter. Mientras que Hoffman cofundó LinkedIn, fue también de los primeros inversores de Facebook y ahora se sienta en el consejo de administración de Microsoft.

De PayPal también procedían los tres ingenieros que fundaron YouTube en 2005. Y también los dos cofundadores de Yelp, un aventajado servicio de geolocalización para negocios locales. Además, surgieron inversores y directivos de relevancia, como Yishan Wong, que fue CEO de Reddit.

La PayPal mafia no es el único caso de éxodo de empleados que terminan por esculpir todo un sector económico. De hecho, Silicon Valley se formó con una de estas eclosiones corporativas. De la compañía Fairchild Semiconductor, que alcanzó un éxito comercial decisivo vendiendo transistores (la pieza básica de la electrónica), salieron los fundadores de Intel, AMD o la National Semiconductor Corporation (ahora perteneciente al fabricante Texas Instruments). Gran parte de los chips presentes en las tripas de ordenadores y servidores desde hace décadas provienen de estas compañías.

La diáspora de OpenAI sucede en otro momento, distinto de esa efervescencia de Internet en los primeros años 2000 o del aventurismo de silicio en los 50s. Pero tiene algo en común. Para muchos, el de hoy es un punto de inflexión en el ámbito tecnológico. Es el aterrizaje abrupto de la inteligencia artificial en las manos del público masivo. Una época de cambios y, claro, propicia para el nacimiento de proyectos nuevos y el tambaleo de los consolidados.

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