Los jóvenes no quieren prever el futuro, quieren poder elegirlo

Retina y Fomento de San Sebastián convocan a un conjunto de jóvenes y especialistas con el propósito de reflexionar sobre los paradigmas laborales del futuro, abordando sus desafíos y potenciales en un entorno crecientemente digitalizado.

Dieciocho años después de haber publicado Crónicas Marcianas, Ray Bradbury producía en Los Ángeles, California, una obra teatral de su libro. A unas cuadras de donde trabaja, se inauguraba en el Museo de Arte de la ciudad la exposición itinerante del Egipto de Tutankamón. “Anduve de un lado a otro, de Tut al teatro, del teatro a Tut, boquiabierto. —Dios mío —dije al contemplar la máscara dorada de Tutankamón—. Esto es Marte. —Dios mío —dije al observar en el escenario a mis marcianos—. Eso es Egipto con los espectros de Tutankamón”, confesó en una edición renovada del texto. En ese instante, lo antiguo se mezclaba con lo porvenir (imaginario), y los mitos renacían ante sus ojos, revelándole que el futuro está hecho con el polvo del pasado.

Más allá de la ficción, en la vida real, el mañana también está escrito con la tinta del presente, que mañana será pasado. Así que entenderlo y escudriñarlo es fundamental. Sobre todo en un mundo caracterizado por la incertidumbre y la celeridad del cambio. “No se trata simplemente de prever el futuro, sino de identificar las tendencias subyacentes y los cambios que han estado gestándose con el tiempo”, señaló Sara Baliña, directora de la Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia, un organismo gubernamental, creado en 2020, y dedicado a la planificación a largo plazo y la anticipación de tendencias y escenarios del mañana. “Nuestro objetivo es encauzar las transformaciones, definirlas y analizarlas para que, cuando ocurra un evento o un choque, no nos tome por sorpresa”, dijo la experta en un encuentro organizado por Retina, con el apoyo de Fomento de San Sebastián.

Durante el evento, celebrado en Donostia el pasado jueves, expertos de diversos ámbitos escucharon las ideas de una veintena de jóvenes sobre los modelos de trabajo del futuro, sus retos personales (motivaciones, intereses) y desafíos grupales (flexibilidad en los horarios, autogestión), así como su visión frente a los problemas que más escuecen como los precios de la vivienda y los salarios. Entender a las nuevas generaciones es fundamental en un contexto donde lo que ocurre en la calle se mezcla con voces y opiniones divergentes que se expresan a través de las redes sociales. “Vemos que entre los jóvenes no hay consenso. Hay bronca por ver quién mola más”, comentó Elsa Arnaiz, presidenta de Talento para el Futuro, la primera plataforma de empoderamiento político de la juventud que trabaja para que su voz esté representada en los procesos de toma de decisiones.

Una de las claves para conectar con los jóvenes radica en utilizar un lenguaje y unos códigos de comunicación que resuenen con su realidad. “La cosa es ir hacia donde están ellos, preguntar desde la propia humildad”, resalta Arnaiz. Esto implica un desafío para las instituciones públicas, los partidos políticos y las empresas, quienes a menudo recurren a estrategias de marketing que no logran captar la atención ni la comprensión de la juventud. Esta aproximación debe ser significativa y con un propósito claro, dijo. “Es fundamental cuestionarse el objetivo detrás de la voluntad de escucharlos”.

Baliña indicó que el análisis del porvenir se hace tomando en consideración tres premisas: “La primera es que cuando piensas en el futuro, empiezas a entender mejor el presente”, añadió. La segunda está relacionada con la inmediatez. “Sentimos que nos come. Los medios y las redes contribuyen a esa celeridad. Hay que detenerse y ver las cosas importantes, no hay que buscar mucho. Esa identificación hacia dónde vamos nos ayuda a no cometer errores, a no tomar decisiones equivocadas, pero no solo a eso, sino también a no perder oportunidades. Hay cosas que no hacemos porque no tenemos la visión bien enfocada”. La tercera se relaciona con ampliar la perspectiva hacia el horizonte. “En un mundo polarizado, en muchas ocasiones pensamos que estamos en las antípodas en algunos temas. Pero la experiencia nos dice que cuando comienzas a pensar en el largo plazo, las líneas de acuerdo y compromiso son mayores».

De igual forma, la experta Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia glosó  cuatro retos a superar para darle forma a la sociedad del mañana: el envejecimiento poblacional, la transición ecológica, el cambio digital y la urbanización. “Estas tendencias interactúan”, mencionó. Al elaborar escenarios, no debemos considerar estas cuatro vertientes de forma aislada. La esencia de un análisis prospectivo radica en otorgarle un enfoque integral y holístico. “Por ejemplo, en el caso de ChatGPT, podemos hablar de todas las ventajas que puede tener en nuestro día a día como puede liberar tiempo y cómo nos puede hacer vivir mejor, pero ese avance tecnológico tiene un impacto medioambiental en términos de consumo de energía y agua. Debemos entender la interacción entre las grandes tendencias, porque en su intersección van a surgir las mayores oportunidades”.

“Los retos nos sobrepasan”, abundó Arnaiz. “A veces enfrentarse al futuro genera algo de miedo. Sucede con la emergencia climática”, ejemplificó. Respecto al reto demográfico, la experta de Talento para el Futuro dijo que el tema de la emancipación es totalmente imposible. “Entre los jóvenes hay bastante pesimismo en vivir en las ciudades en las que vivimos, ya no se plantean tener hijos. No existe ese relevo generacional, hay una lucha entre generaciones y hay mucho trabajo por hacer”.  En ese sentido, destacó la importancia de la participación activa de los jóvenes en la economía y sociedad del mañana. El futuro del trabajo, abundó Baliña, está experimentando cambios significativos en comparación con las generaciones anteriores.

La tradicional visión de un ciclo laboral que abarca toda la vida, con empleo en una o pocas empresas hasta la jubilación, está evolucionando. “Es probable que nos dirijamos hacia un escenario en el que la educación no se limite a los primeros años de la vida adulta. Será necesario un proceso continuo de formación, incluso en edades más maduras, con la posibilidad de acceder a programas de educación continua o formación profesional para adaptarnos a las demandas del mercado laboral en constante evolución. Esta mentalidad de aprendizaje permanente ya está arraigada en los jóvenes”, dijo. En los próximos años, agregó, veremos una convivencia más estrecha entre personas de diferentes edades en todos los ámbitos de la vida. “Las universidades ya no serán exclusivas para menores de 25 años, y los espacios laborales no podrán limitarse a competiciones entre generaciones por un mismo puesto”. Esta coexistencia será impulsada por una necesidad evidente: a medida que la población envejece, la integración intergeneracional será inevitable.

Pero, ¿qué quieren los más jóvenes?

Mejores sueldos, flexibilidad laboral, un trabajo por objetivos y no por horas, empresas con los mismos valores que defienden (igualdad, lucha contra el cambio climático, etc.). La lista de lo que buscan las nuevas generaciones en el ámbito laboral es larga y no es sencilla de resolver. “El tema del trabajo y el precio de la vivienda no se corresponde realmente con lo que los jóvenes estamos ganando o nos están ofreciendo pagar para poder vivir aquí en Donosti, por ejemplo”, dijo Leticia Da Veiga, una de las voces presentes en el encuentro. Para ella, encontrar un equilibrio entre el coste de vida y las oportunidades laborales es fundamental. Adrián Cascante, otro de los jóvenes, enfatizó en los desafíos de la economía actual y la importancia de mantener las mismas oportunidades que las generaciones anteriores.

“[Me gustaría] seguir teniendo la oportunidad de comprar una casa, la elección de poder tener hijos o de poder irme de vacaciones todos los años a la costa, sin que eso suponga un esfuerzo abismal”. Joaquín González, también invitado al evento, mencionó que el futuro, la formación y la tecnología serán claves para poder acceder al mercado laboral, que es mucho más competitivo y en el que se exige mucha más preparación. “Hoy tenemos la carrera, más el máster, más el máster del máster. Antes era más simple. Tenías una carrera de seis, siete años y un camino trazado y ya está”.

En este mundo en constante evolución, la flexibilización del horario de trabajo se ha convertido en una demanda constante. Koro Garitano, parte del grupo de jóvenes, subrayó, por su parte, la importancia de fomentar una nueva visión de la vida laboral. “Creemos que el concepto tradicional de entrar a las nueve, salir a las cinco, tener media hora para comer y pasar así los cinco días de la semana, no tiene sentido ahora”.

Su visión, así como la de la mayoría de los presentes, pasa por un puesto de trabajo basado en objetivos específicos. “Lo importante es cumplir con los retos establecidos, lo cual refleja la confianza de la empresa en mi desempeño. Esto, en mi opinión, es crucial para el futuro del empleo”, explicó Adrián. En una reflexión sobre la estabilidad laboral, Leticia resaltó la dualidad entre la seguridad de mantener un puesto y la necesidad de explorar nuevos horizontes. “La estabilidad es relevante, pero a veces puede limitarnos”, reflexionó. Asimismo, subrayó la importancia de la flexibilidad y de la capacidad de adaptación, argumentando que aventurarse fuera de la zona de confort puede abrir puertas a experiencias transformadoras, tanto en el ámbito personal como profesional. “Abrazar nuevos desafíos y vivencias puede ser la clave para lograr avances”. 

Una preocupación importante de las nuevas generaciones, que puede incidir en la pérdida de talento es el tema de los valores (relacionados con la sostenibilidad, conciliación e igualdad, por ejemplo) en la elección de un trabajo. “El 82% de la población joven quiere trabajar en empresas que estén alineadas con sus valores y creo que esto es algo muy importante”, dijo Arnaiz, de Talento para el Futuro. La experta destacó que frente a este escenario, el mercado laboral vivirá una gran rotación. “No habrá una gran renuncia como en Estados Unidos. Habrá una rotación que generará cambios en las empresas”, añadió.

Y los más jóvenes confirman esta tendencia. “Si trabajo en un lugar cuyos valores no comparto, me siento con la libertad y el poder de decir: ‘Oye, si no consigo cambiarlo desde dentro, puedo irme’. Puedo buscar otro lugar. Tenemos la libertad de decidir y actuar”, recalcó Koro.

La ciudad del eterno domingo es también tecnológica

Donosti va más allá de su apacible estilo de vida. Esta ciudad, con casi 190.000 habitantes, se ha convertido recientemente en la capital de la computación cuántica en Euskadi y España. El Donosti Physics Center recibió el año pasado una extraordinaria ayuda europea para investigar los superconductores, que son fundamentales en el campo de la computación cuántica.

Aunado a ello, la ciudad destaca por su vibrante ecosistema de I+D, con indicadores sobresalientes que la posicionan como un referente en el ámbito científico y tecnológico, afirmó Ane Oyarbide, concejala de Economía y Empleo Local. No obstante, la ciudad tiene la enorme responsabilidad de promover el mercado de trabajo, retener el talento y, con ello, evitar la hemorragia del envejecimiento. “Es cierto que esta ciudad ha pasado en 20 años de 71.000 personas menores 35 años a 61.000. Hay 10.000 personas jóvenes menos y es un reto que como ciudad tenemos que hacer frente. El objetivo es incidir en que las personas jóvenes puedan tener un proyecto de vida, de futuro, teniendo como pilar fundamental el empleo”, añadió Oyarbide al inaugurar el encuentro.

La emblemática empresa Mondragón, conocida por su tradición cooperativista, está transformando su enfoque laboral para adaptarse a los tiempos modernos y hacer frente a la fuga. Con más de 70.000 empleados en todo el mundo, la empresa se encuentra ante el reto de atraer a jóvenes profesionales en un entorno laboral que resuene con sus valores y necesidades. “La atracción de talento es un desafío real”, confirmó Íñigo Larrea, responsable de Gestión del Talento de Corporación Mondragón. “Tenemos muchas cosas nuevas encima, y necesitamos adaptarnos y hacer una propuesta de valor mucho más atractiva”, agregó el representante de la empresa.

Pero en una ciudad de tamaño medio como Donosti, donde predominan las pequeñas y medianas empresas, el desafío de comunicar valores y propósitos empresariales es complicado. Al menos así resaltó Ainhoa Aldasoro, responsable de innovación y competitividad de Fomento de San Sebastián. “Estamos hablando de un parque empresarial de unas 18.500 empresas, pero que en el 76% son micropymes”, dijo. En este contexto, la representante del gobierno local indicó que es un desafío que este tejido empresarial logre cumplir con las demandas de una fuerza de trabajo que exige nuevos valores y flexibilidad, entre otros aspectos.

En este entramado, el emprendimiento surge como una respuesta a aquellas condiciones que no existen en el mercado. “Desde las instituciones locales y las empresas se están implementando esfuerzos significativos para atraer talento, invertir en nuevos proyectos y proporcionar el respaldo necesario para cultivar las empresas del mañana”, aseguró Julia Palomo Langa, responsable de Startups de País Vasco en Banco Santander.

“Están esforzándose por atraer el talento, por invertir, y porque esos nuevos proyectos, que van a poder ser las empresas grandes del futuro, tengan un apoyo institucional”, destacó. Donosti tiene una larga historia de innovación y emprendimiento. La ciudad alberga una serie de empresas líderes en diversos sectores, como la alimentación, la energía y la tecnología. Esa capacidad de creación la ha convertido en un sitio vibrante y dinámico que atrae a las personas no solo para visitarla, sino para quedarse y prosperar,” explicó durante el encuentro Íñigo Olaizola, director gerente de Fomento de San Sebastián.

“A mí lo de retener no me gusta mucho. Yo creo que la gente tiene que querer quedarse, y entonces para eso tienes que ofrecerles estímulos”, aseguró Olaizola. Los retos de la ciudad, según el representante del gobierno local, son los mismos que se comparten con otras urbes: el alto precio de la vivienda y la falta de oportunidades de trabajo que cumplan con las expectativas de las nuevas generaciones. “Los desafíos complejos requieren soluciones complejas”, dijo. Y eso pasa por una mayor colaboración entre los distintos departamentos de una administración hasta una mayor cooperación con el sector privado.

“Necesitamos adoptar una actuación mucho más transversal, conectando el departamento de servicios sociales, el de vivienda y el sector empresarial. Sin una política verdaderamente integrada, será imposible enfrentar los retos actuales”, recalcó. “Evidentemente, esto requiere un cambio de cultura. Olaizola reconoció que adicionalmente a las oportunidades laborales, el gran atractivo de un sitio también tiene que ver con su oferta de cultura y ocio, que se ha convertido, de igual forma, en una de las grandes demandas de los jóvenes convocados al encuentro organizado por Retina. “San Sebastián es una ciudad con una rica tradición de festivales: el de cine tiene más de 70 años, el de jazz alrededor de 50, además de la Quincena Musical y el festival de teatro, entre otros”, subrayó. Actualmente, la ciudad busca atraer nuevos eventos. “Recientemente, trajimos un evento de e-sports que fue importante porque ofreció un espacio a los jóvenes y nos permitió entender mejor su perspectiva”, concluyó.

Sobre la firma

Óscar Granados

Es periodista. Escribe sobre tecnología y negocios. Estudió Comunicación y Periodismo en la Facultad de Estudios Superiores Aragón (México) y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS.