Los derechos digitales como impulso social y económico para Iberoamérica

Uno de los temas protagonistas de la última Cumbre Iberoamericana ha sido la aprobación Carta de Principios y Derechos Digitales para la región impulsada desde España. El borrador del texto ha sido elaborado por el Instituto Hermes en colaboración con el Ministerio de Asuntos Exteriores y la SEGIB para garantizar los derechos digitales de la ciudadanía.

A medida que cada vez más aspectos de la vida se trasladan al mundo online los ciudadanos necesitan herramientas que les ayuden a garantizar que su experiencia digital goza de los mismos derechos y libertades de los que disfrutan en el mundo físico. Este es precisamente el objetivo de la Carta de Principios y Derechos Digitales, cuyo borrador y aprobación en Iberoamérica han sido promovidos desde España por el Instituto Hermes en colaboración con el Ministerio de Asuntos Exteriores y la SEGIB en el marco de la última Cumbre Iberoamericana celebrada en República Dominicana.

Además de proteger a los ciudadanos, el presidente del think tank Instituto Hermes, Enrique Goñi, destacó “la ventaja competitiva diferencial que supone para las empresas proteger los derechos digitales de sus clientes y empleados”. El objetivo final de la propuesta consiste en dotar a los países con un instrumento que garantice los derechos digitales de la ciudadanía iberoamericana, que inspire las legislaciones nacionales y pueda ser la guía que oriente las decisiones en política pública en el enorme desafío que en la vida de las personas supone la evolución tecnológica.

Con esta medida la región se sumaría a la tendencia iniciada en Europa. En julio España ya presentó su Carta de Derechos Digitales para el país, y este febrero la Comisión Europea presentó su la suya propia a escala comunitaria con la Declaración Europea sobre los Derechos y Principios Digitales. En esta línea, Goñi añadió: “Queremos asegurar que dejamos el hábitat digital adecentado para que nuestros hijos y nuestros nietos no nos acusen de haberles dejado un infierno digital”, en relación, por ejemplo, a la forma en la que las empresas tratan los datos de sus empleados y clientes y emplean las cookies.

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