En España 826 personas perdieron la vida en un accidente laboral el año pasado. 826 personas que salieron de su casa para trabajar y no regresaron. Esta cifra supone un aumento del 17% respecto a 2021, en el que fallecieron 705 personas, según los datos provisionales del Ministerio de Trabajo. Uno de ellos se llamaba José Antonio González, un empleado de limpieza del Ayuntamiento de Madrid que murió por un golpe de calor, mientras trabajaba en el barrio de Vallecas.
Como él, otra trabajadora falleció atrapada por una prensa del vertedero de Salto del Negro. Otro perdió la vida al caer de una obra en Majadahonda, y otro, al caer desde el techo de una nave. Cada uno con su vida, su familia y sus amigos. Así hasta sumar más de 800 personas en un solo año. Esta estadística hace que crezca la preocupación ante el aumento de muertes en el trabajo, ya que se trata del peor dato en 12 años.
Los hombres son los que soportan mayores porcentajes de fallecimiento. Entre las causas más comunes están los infartos y derrames cerebrales, seguidos por los atrapamientos. Por sectores, los trabajadores del sector servicios y de la construcción fueron los que soportaron la mayor tasa de siniestralidad.
El número de accidentes con baja laboral también experimentó un aumento del 10,4% en 2022. En total, 564.701 trabajadores sufrieron un accidente sin baja, frente a los otros 631.724 cuyo siniestro los llevó a necesitar una baja laboral. Una de estas personas es Belén, que tuvo un accidente mientras trabajaba en la cocina de un restaurante.
La empleada recuerda: “No es la primera vez que tengo un accidente de trabajo en una cocina. He tenido varios cortes, pero el peor sin duda fue una quemadura con aceite hirviendo en un brazo. El dolor que sentí fue terrible, pero, como estábamos en mitad de las comidas, me puse mucha agua fría, apreté los dientes y terminé el turno. Con esa quemadura estuve un mes de baja”.
Para Belén, los principales motivos de los accidentes que ha tenido a lo largo de los años en su trabajo han sido la presión y la falta de personal. Y añade: “Al final si estás tú sola haciendo el trabajo de dos o tres personas tienes más posibilidades de tener un accidente porque tienes la cabeza en mil sitios, haces todo muy rápido y prácticamente sin pensar y en una de esas te descuidas. En mi caso yo estoy haciendo el trabajo de dos cocineras y claro, cuando el restaurante está lleno el ritmo es sobrehumano. El problema es que, muchas veces, el empresario, por no contratar otro trabajador, carga todo a la plantilla a costa de su salud y de su seguridad”.
Rubén trabajó durante unos meses en un almacén y vio cómo uno de sus compañeros sufría un accidente por no llevar un calzado adecuado proporcionado por la empresa. Como Belén, también asegura que muchos accidentes se producen por el exceso de trabajo: “En este caso se juntaron dos factores. El primero, que la empresa no le proporcionó el calzado y, el segundo, que teníamos una cantidad de trabajo tan grande que sinceramente no reparábamos todo lo que teníamos que reparar en nuestra seguridad. Solo pensábamos en sacar trabajo, sacar trabajo y sacar trabajo”.
Desde UGT explican que la sobrecarga en el trabajo, las largas jornadas, los trabajos precarios y el tipo de contrato influyen de forma directa en el aumento de accidentes de trabajo y de las enfermedades profesionales. La secretaria de Salud Laboral de la organización, Ana Garcia de la Torre, explica: “Encontramos datos claros que dicen que se accidentan más las personas trabajadoras que tienen contratos temporales que las que tienen contratos indefinidos. Por eso necesitamos que se hagan unas buenas evaluaciones de riesgos que son las que van a dar lugar a una buena planificación preventiva”.
De la Torre hace hincapié en los riesgos psicosociales y asegura que son los “grandes olvidados” en la prevención de riesgos laborales. “En 2022 murieron por infartos y derrames cerebrales durante la jornada laboral 285 personas trabajadoras. Estos accidentes pueden tener relación con la exposición a riesgos psicosociales de origen laboral. El estrés laboral, el acoso, la violencia en el trabajo, los problemas de conciliación debido a largas jornadas o a la imposibilidad de desconectar, entre otras causas, pueden ser el caldo de cultivo para el aumento de este tipo de patologías”, asegura.
Por su parte, desde Comisiones Obreras explican que la crisis económica de la pasada década impactó en las condiciones de trabajo y en la financiación de la prevención de riesgos y que, por ello, ésta dejó de ser un objetivo prioritario, frenando así la mejora de la salud laboral que se producía desde el principio de siglo. Su secretario Confederal de Salud Laboral, Mariano Sanz, asegura: “Hemos perdido calidad en la prevención de riesgos laborales. Antes las cifras descendían y ahora vemos que están subiendo”.
Además, coincide con la necesidad de evaluar los riesgos psicosociales: “Consideramos que tienen una relación muy directa con el alto número de trabajadores y trabajadoras que mueren en los accidentes como consecuencia de problemas cardiovasculares”. Recientemente se ha llegado a un acuerdo para la Estrategia Española de Seguridad y Salud en el Trabajo (2023-2027), negociada con los agentes sociales y las administraciones públicas, en la que se plantean las líneas estratégicas en el marco de prevención de riesgos laborales.
Dicha estrategia se basa en tres pilares: la transición climática, la digital y la demográfica y con ella se pretende actuar sobre las actividades de mayor peligrosidad, además de promover un mayor nivel de protección a los colectivos más vulnerables, integrar la perspectiva de género en la gestión preventiva y apoyar a las pymes en la aplicación de la normativa. No obstante, tanto UGT como CCOO demandan abrir una mesa de diálogo social para abordar aspectos estructurales de la normativa y mejorar así la prevención.
En toda esta cuestión hay una conclusión clara: urge detener estas cifras. No se pueden escatimar esfuerzos hasta que sean cero o aproximen a cero. Ningún trabajador puede morir por ganarse la vida.
*Alejandra de la Fuente es periodista, autora de ‘La España precaria’ , y responsable de distintas cuentas de @MierdaJobs desde las que expone ejemplos de los empleos más indignos y precarios que encuentra.