Es imposible hablar de un manchego con grandes sueños y al que le decían que estaba loco sin pensar en don Quijote. Pero hay otro más, me refiero a su paisano de carne y hueso y fundador y CEO de RepetCo, Rafael Sánchez-Castillo Lodares. En lugar de confundir molinos con gigantes, este empresario albaceteño se ha embarcado en su propia aventura imposible: crear un sistema de reciclaje para plásticos PET multicapa. “Al principio me tildaban de chalado”, confiesa, pero el tiempo ha demostrado que no lo estaba. Cinco años después de iniciar su quijotesca hazaña, no solo se ha hecho realidad, sino que acaba de alzarse con el Premio Retina ECO 2022 en la categoría de Pyme por la Innovación y Sostenibilidad.
Es lo que tienen las grandes gestas, que siempre habrá algún Sansón Carrasco de turno que intente frenarlas. Sánchez-Castillo recuerda: “La primera reacción fue de escepticismo porque nadie lo había conseguido. Hasta entonces, las soluciones que se planteaban solo funcionaban sobre el papel, porque luego no eran económicamente viables o quedaban reducidas a ejemplos singulares. Pero, a medida que avanzábamos, la gente se lo empezó a creer”.
Quizá esté pensando que el PET hace años que se recicla, de lo contrario, a cuento de qué tanta campaña de concienciación y tanto contenedor. Y tiene razón, las icónicas botellas de una capa de PET se reciclan sin problema. Lo que tal vez no sepa es que, cuando se acerca al cubo amarillo con toda su buena voluntad para depositar envases compuestos por varias capas, en realidad, estos no se pueden reciclar. O, mejor dicho, no se podían, ya que eso es justo lo que ha logrado la tecnología de RepetCo.
“Los envases de pizza, las bandejas de beicon… todos están compuestos por PET multicapa y, hasta ahora, la única forma de deshacerse de ellos era enterrándolos o incinerándolos”, señala el CEO. Fue precisamente esta problemática, sumada al paulatino aumento de su uso, la que invocó al espíritu del hidalgo manchego y lo embebió en el cuerpo de Sánchez-Castillo. Aunque, por supuesto, este albaceteño no emprendió a ciegas su lucha contra este gigante de plástico que hasta hace bien poco parecía invencible o, mejor dicho, inreciclable.
Tras cerca de 30 años de trayectoria en distintas empresas, andaba buscando una nueva aventura cuando identificó el problema de los envases alimentarios de PET multicapa. Pero su experiencia le decía que el hecho de que exista un problema no equivale a poder solucionarlo. Sánchez-Castillo cuenta: “Primero hicimos un poco de I+D para comprobar que podíamos hacer esa separación y luego encargamos un estudio de mercado. No tiene sentido entrar en un mercado sin haberlo estudiado”. Sus labores de investigación sugerían que iban a ser capaces de desarrollar la parte técnica, y el estudio había identificado que, solo en Europa, cada año se generan más de un millón de toneladas de este tipo de residuos y que la cifra no va hace más que crecer. Había mercado y había capacidad, así que la ecuación funcionaba.
Durante los siguientes años el equipo se centró en refinar la tecnología y elegir el mejor lugar para construir la instalación. Al estar protegida por patente, Sánchez-Castillo no comparte detalles sobre la innovación que le ha convertido en el Quijote del reciclaje. “Ahí está nuestro know-how, nuestra propuesta de valor”, afirma. Lo que sí cuenta es por qué eligió su tierra natal, Albacete, como sede de la planta.
NUEVA YORK DE LA MANCHA Y ‘HUB’ EUROPEO DEL RECICLAJE
Fue el escritor Manuel Azorín quien bautizó a Albacete como el Nueva York de la Mancha cuando, al visitarla en el siglo XIX, quedó maravillado por su modernidad, su industria y la altura de algunos de sus edificios. Aunque el resto de los españoles la conocen más bien por una rima poco afortunada sobre su condición de sitio de paso entre Madrid y el Levante, es precisamente esta ubicación la que la convierte en uno principales nudos de comunicaciones del país por carretera y tren, e incluso dispone de una base aérea militar.
“El sitio tenía que reunir tres requisitos: tener una buena red de transporte cercana a un puerto de contenedores, presencia de una subestación de energía eléctrica, y disponer de un vertedero industrial importante en los alrededores. Albacete cumplía los tres”, detalla Sánchez-Castillo. Por supuesto, confiesa que no era el único municipio que reunía todos los criterios, pero, al ser su ciudad de origen, no pudo evitar decantarse por ella.
Y por si el vínculo emocional no fuera suficiente, el Ayuntamiento de Albacete siempre apoyó la iniciativa, independientemente del color del gobierno. El CEO detalla: “Cuando empezamos, el alcalde era del PP, luego de Ciudadanos y ahora del PSOE, y todos nos han apoyado mucho”. Gracias al aval público de la ciudad manchega y a los años de trabajo de RepetCo, su planta empezará a funcionar hacia finales de año, convertida ya en una iniciativa pionera. “Ya hay acuerdos cerrados con proveedores de toda Europa y el objetivo es convertir a España en un hub europeo de reciclaje”, cuenta.
El primer paso para convertir la naciente planta en un núcleo sectorial de alta tecnología a nivel internacional empezará con los cerca de 200 empleos directos e indirectos que RepetCo calcula que va a crear en la región. Aunque no quiera compartir detalles de la innovación con la que va a lograrlo, Sánchez-Castillo sí explica que la planta contará con avances de última generación, como sistemas de visión de artificial para automatizar la identificación y separación de los envases, y añade: “En este momento, es el último modelo de la eficiencia”.
Con el Premio Retina ECO en sus manos y la planta de RepetCo a pocos meses de inaugurarse, cualquiera diría que su aventura para llegar hasta aquí ha sido sencilla. Pero la comodidad nunca fue la base de una buena historia. “Fue durísimo. En EEUU hubiera sido muchísimo más fácil porque hay más financiación para start-ups industriales. Aquí tuvimos que convencer al Banco Europeo de Inversión (BEI), y no sé cuántas decenas de filtros, comités y estudios tuvimos que superar para que nos la dieran”, recuerda.
Ahora, su siguiente reto consiste en mejorar la opinión pública en torno al plástico. “No hay alternativas capaces de preservar los alimentos tan bien como lo hace el PET. El problema no es su uso, sino su falta de reciclabilidad. Bueno, y los cerdos que lo tiran al suelo”, opina Sánchez-Castillo. ¿Acaso hay algo más quijotesco que meterse en un sector cada vez peor visto? Considera que una mejor educación social para que todo el PET llegue a las plantas de reciclaje y su tecnología capaz de volver a poner en circulación los envases multicapa podrían resolver el problema de contaminación por este material.
De hecho, frente al rechazo, el CEO señala: “La pandemia puso al plástico en su sitio, su uso no podía parar porque era la única manera de abastecer a la población”. Y es que los problemas ambientales no siempre se solucionan volviendo al pasado, desterrando los plásticos y viviendo a oscuras. Aunque debemos fomentar la reducción de todo tipo de consumo, también es necesario encontrar los usos más sostenibles para cada caso, minimizándolos cuando se pueda y evolucionando hacia alternativas con menor impacto ecológico cuando no.
Por supuesto habrá quien no esté de acuerdo y vea al plástico como algo de cuyo nombre no quiere acordarse. Pero ahí aparecerá Sánchez-Castillo, a lomos de su planta de revalorización del PET multicapa, para demostrar que, a veces, hacen falta grandes locuras para cambiar el curso de la historia. Ya sea a través de una novela que revolucionó la literatura o de una tecnología capaz de convertir a su responsable en el Quijote el reciclaje.
Sobre la firma
Periodista tecnológica con base en ciencias. Coordinadora editorial de 'Retina'. Más de 12 años de experiencia en medios nacionales e internacionales como la edición en español de 'MIT Technology Review', 'Público', 'Muy Interesante' y 'El Español'.