Ni las placas de ‘Alcarrás’ ni los molinos de ‘As bestas’: transición justa contra el ecofascismo

El modelo de crecimiento lineal está agotado y cambiarlo requiere equilibrio para todas las personas y territorios. Sin embargo, corremos el riesgo de evolucionar hacia un sistema dominado por los falsos reclamos en sostenibilidad, proyectos renovables que casi no dejan riqueza a nivel local y milmillonarios culpables de la gran mayoría de las emisiones.

Los ciclos económicos duran lo que duran, y el que arrancó en 1945 ha llevado a la realidad material del planeta a un desequilibrio que podría derivar en colapso si no se produce una respuesta sistémica o un decrecimiento. Una (Tierra) para todos, todos para una.  El concepto de transición justa busca abordar y dar respuesta a los límites de un modelo que desconectó de la economía la dimensión social y medioambiental.

“El crecimiento lineal enfocado en el corto plazo, con el PIB como indicador y medidor absoluto, externalizó las dimensiones sociales y medioambientales, pero los impactos en estos ámbitos también crecieron de una manera exponencial y no gobernados, no gestionados, fuera de control. De ahí la deriva a sociedades más convulsas y desiguales dentro de los países y entre países”, indica el economista y fundador de Coop&Co, Javier Cortés, que fue responsable de Global Compact, el organismo de relación de Naciones Unidas con el sector privado para América Latina, Caribe y Norteamérica, y participó directamente en el proceso de concepto y desarrollo de la Agenda 2030 que arrancó en 2013.

Insiste especialmente en la necesidad de generar un movimiento de implementación de la Agenda 2030 de abajo a arriba que construya narrativas convergentes: “El potencial de este enfoque reside en generar un ecosistema de ciudades, gobiernos locales, regionales y subnacionales que reporten avances desde cada realidad local y construyan una narrativa común”. Se trata de aprovechar la escala de movilizar a todos los actores en procesos similares que se están dando de manera simultánea en todo el planeta. “Es la manera de generar convergencia en los procesos y la vía de atraer el foco de la innovación y la inversión privada de medio y largo plazo sobre los procesos de localización”, continúa.

Naciones Unidas creó hace dos meses el Secretariado Local 2030, un espacio desde el que coordinar los esfuerzos globales multiactor y multinivel. ¿Dónde? A 400 kilómetros de la Puerta del Sol. Bilbao es la sede desde la que orquestar el seguimiento de esa localización. Desde Coop&Co, Cortés y otros veteranos de la cooperación internacional ponen sus conocimientos al servicio de las ciudades para elaborar estos planes específicos de localización que permitan “pasar del azúcar a la proteína”, resume.

“Restaurar y acelerar el progreso en todas las áreas, incluyendo las más pobres y vulnerables, garantizar servicios públicos básicos de calidad, avanzar en la descarbonización y en la creación de infraestructuras resilientes, movilizar alianzas y aproximaciones innovadoras e inclusivas que aseguren no dejar a nadie atrás será posible desde lo local hacia lo global”, señaló la vicesecretaria de Naciones Unidas, Amina Mohamed en la inauguración del Secretariado. En su visita a España insistió en una entrevista con El País: “No podemos permitirnos el lujo de decirle a una persona pobre que nos hemos rendido”.

Los datos hablan de que la desigualdad extrema y la concentración de la riqueza socavan la capacidad de la humanidad para detener la crisis climática. Las personas más ricas no solo son responsables de un ingente volumen de emisiones de carbono que ya es insostenible, sino que ejercen una influencia desmesurada en nuestra economía. En su informe Los milmillonarios del carbono, Oxfam señala que entre el 50 % y el 70 % de las emisiones de las que son responsables se derivan de sus inversiones. Los más ricos poseen un elevado porcentaje de las acciones de muchas de las corporaciones más grandes y poderosas del mundo, una fracción lo bastante grande como para influir en las medidas que adoptan estas empresas.

Oxfam calcula que la huella de carbono anual generada por las inversiones que realizan tan solo 125 de las personas más ricas del mundo equivale a las emisiones de carbono de Francia, un país donde viven 67 millones de personas. Esto supone un promedio de 3,1 millones de toneladas de carbono por cada milmillonario, más de un millón de veces más que las 2,76 toneladas que emite, en promedio, una persona que se encuentre entre el 90 % más pobre de la humanidad.

MELOCOTONES, ‘BESTAS’ Y PARQUES EÓLICOS

De la magnífica cosecha de cine español de 2022, dos cintas tratan a escala muy local lo que sucede cuando la transición de modelo energético plantea dilemas sobre los territorios y las vidas de personas concretas. En Alcarràs de Carla Simón y As bestas de Rodrigo Sorogoyen se aborda de forma distinta y llena de verdad lo que supone para los locales la implantación de parques eólicos en zonas rurales de la España vaciada.

La llegada de macroproyectos eólicos y fotovoltaicos a zonas con poca población donde el suelo es barato están convirtiendo a la España vaciada en la fábrica de electricidad de las ciudades en una transición energética que apenas deja riqueza en las zonas donde se instalan molinos y placas. Las tres eléctricas históricas, Iberdrola, Enel Green Power (Endesa) y Naturgy, junto con EDP y Acciona, controlan el 60 % de la potencia eólica en España.

La transición justa y el futuro de nuestro país pasa por abordar el desafío demográfico de estas zonas, que han perdido en siete décadas la mitad de su peso económico y laboral. “Vertebrar del territorio y redoblar los esfuerzos para acercar la Administración del Estado al ciudadano son claves”, indicó la directora general de Políticas contra la Despoblación del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Juana López, en el encuentro Año Cero de Retina.

Para López, decisiones como llevar a A Coruña la futura sede de la Agencia Española de Supervisión de la Inteligencia Artificial, son “pasos en la dirección correcta”. El departamento que dirige es una novedad en el Gobierno de España y su primera labor ha consistido en “crear una estrategia y una narrativa, un punto de partida para posteriores esfuerzos”. Esta línea de actuación consiste en “mirar al territorio de cerca, pensar una España en red, cada vez más policéntrica y estimular la cooperación activa entre campo, grandes ciudades y ciudades intermedias”, afirma.

Desde la perspectiva laboral, la secretaria confederal de Acción Sindical de CCOO, Mari Cruz Vicente, señala: “Estamos en procesos aún difusos acerca de la creación y destrucción de empleo que traerá el cambio de modelo energético. Insistimos mucho en la información, en la anticipación a los cambios y en la formación precisa y necesaria para que no se destruya empleo o pueda reconvertirse. Tenemos grandes retos por delante y el diálogo social es una clave importantísima para poder afrontarlos”.

CERCO AL ‘GREENWASHING’

Desde el sector privado, las caretas van cayendo y 2023 decantará quiénes incorporan la sostenibilidad como un elemento de márketing y quiénes realmente buscan ese impacto financiero, social, medioambiental y de gobernanza positivo. “La sostenibilidad corre el riesgo de convertirse en un higiénico por la apropiación que algunas marcas hacen de ella, cayendo en el brandalismo. Debe existir una vigilancia para que las empresas no caigan en el greenwashing. La clave de la diferenciación va a estar en cómo cumples y entregas el propósito”, señala el director de Marca y Marketing Corporativo del Banco Santander, Enrique Arribas.

El 8 de marzo de 2022 múltiples empresas recurrieron a las redes sociales para   demostrar su empeño en reducir la brecha de género hasta que un bot de Twitter acertadamente llamado @PayGapApp comenzó a responder a los tuits corporativos usando el hashtag #IWD2022 con datos que resaltaban las disparidades salariales de género en la empresa gracias a información públicamente disponible en un sitio web del Gobierno del Reino Unido.

Las marcas no deberían esperar a que un bot detecte incongruencias, como también hizo @EcoBotNet durante la COP26 al exponer el greenwashing corporativo y la desinformación sobre el cambio climático en las redes.  La investigación Three shades of green(washing) de Greenpeace, ha rastreado la actividad en redes de las marcas más importantes de combustibles fósiles, automóviles y aerolíneas analizando tanto las imágenes como los textos de las publicaciones.

El estudio, realizado por los informáticos del Instituto de Transparencia Algorítmica y dirigido por el investigador de Harvard (EEUU) Geoffrey Supran, desvela que una cifra insignificante de publicaciones hace referencia al cambio climático y solo uno de cada cinco anuncios de coches “verdes” vende el producto, el resto se utiliza principalmente para presentar la marca como verde. Algunas de las percepciones obtenidas: durante un verano de olas de calor europeas sin precedentes, incendios forestales y sequías, solo un puñado insignificante de publicaciones hizo alguna referencia explícita al cambio climático o al calentamiento global. Dos tercios de las empresas de petróleo y gas (72 %), automóviles (60 %) y aerolíneas (60 %) ponen un brillo narrativo de innovación verde en sus negocios tradicionales.

Una de cada cinco empresas de petróleo y gas, automoción y líneas aéreas centran la atención de la audiencia en temas atractivos no relacionados con operaciones comerciales centrales de las empresas. El análisis estadístico revela el uso sistemático de imágenes que evocan la naturaleza para mejorar los intereses de los combustibles fósiles. Las empresas (particularmente los fabricantes de automóviles) aprovechan de diversas formas no solo las imágenes de la naturaleza, sino también de personas con presentación femenina, no binaria, no caucásica, jóvenes, expertos, deportistas y celebridades para reforzar sus mensajes de innovación verde.

Casi ninguna industria está libre de pecado, pero el podio lo detentan las inversiones verdes, las finanzas sostenibles y la moda rápida.  Según un informe del grupo de expertos cambio climático InfluenceMap, de los 593 fondos de capital que se comercializan como ambientales, el 71 % en realidad no está alineado con los objetivos del Acuerdo de París. La inversión ambiental, social y de gobernanza (ASG) está valorada en aproximadamente 35 billones de dólares, según Bloomberg Intelligence. Pero la confusión entre el público inversor sobre lo que significa ASG para una empresa, fondo o inversor en particular crea las condiciones para su transformación en greenwashing.

En la industria de la moda, los matices en la nomenclatura y el márketing creativo desdibujan las líneas y crean la confusión suficiente para blanquear la verdad con éxito. Hoy, el 80 % de los textiles desechados en todo el mundo terminan en vertederos o se incineran, según Remake, una organización de defensa global que lucha por salarios justos y justicia climática en la industria de la confección, y solo el 20 % se reutiliza o recicla. Además, casi el 60 % de las afirmaciones de sostenibilidad de las marcas de moda europeas y del Reino Unido son intencionalmente engañosas. H&M ha sido multada oficialmente por estas prácticas y ASOS y M&S lideran la lista.

¿Tu ropa está hecha de petróleo ruso? En su informe Vestidos para matar, los vínculos ocultos de las marcas de moda con el petróleo ruso en tiempos de guerra, la organización sin ánimo de lucro Changing Markets Foundation indica los vínculos ocultos de la cadena de suministro entre las principales marcas y minoristas de moda mundiales con el petróleo ruso. La investigación se centra en dos de los fabricantes de poliéster y fibras sintéticas más grandes del mundo, Reliance Industries en India y Hengli Group en China.

El Antropoceno nos está quedando deslucido. Esperemos que haya tiempo de barrer el confeti de una fiesta que concentró la mitad de la riqueza global en manos del 1 % de la población, y que ese proceso de reacomodo no deje a nadie ni ningún lugar atrás. De lo contrario, el concepto de “ecofascismo”, por el que la escasez podría desembocar en un totalitarismo que preserve los recursos para una minoría (el colonialismo y el imperialismo de siempre, pero a lo bestia) resuena de fondo como posible próximo corazón de las tinieblas. Si la libertad ya ha sido resignificada, por qué no iba el ecologismo a traducirse igualmente al new speak orwelliano.

Sobre la firma

Ana García Huerta

Ana García Huerta es periodista y creadora de contenidos estratégicos para organizaciones públicas y privadas. Ha colaborado con múltiples medios - Cinco Días entre ellos- y tras un paso por Naciones Unidas escribe sobre tecnología, innovación, sostenibilidad y propósito.

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