La llegada de la pandemia nos hizo recluirnos en casa y nos obligó a mantener una distancia interpersonal; en consecuencia, buena parte del trabajo (excepto el de los trabajadores esenciales), sobre todo durante el confinamiento llamado “duro”, pasó a ser teletrabajo. Aunque los cantos de sirena del trabajo a distancia ya se venían oyendo años atrás, fue el virus el que consiguió materializarlo a gran escala y de manera ultrarrápida: las empresas que mejor y más rápido se adaptaron a este cambio organizativo y tecnológico fueron las que salieron mejores paradas. Un 30,6% de los trabajos podía realizarse combinando la oficina y el hogar, según calculó entonces el Banco de España.
Aunque el teletrabajo se popularizó como una revolución que iba a cambiar el futuTro de las empresas, parece que con el tiempo se ha ido deshinchando, y en algunos casos vuelve a imponerse la fuerte cultura presencialista española. Después de cierta euforia inicial muchas grandes empresas han pedido a sus trabajadores que regresen a una presencialidad, en algunos casos total. Lo que parece que puede sobrevivir de todo este proceso es el trabajo híbrido, ese que transcurre en cierto porcentaje allí donde el trabajador desee (lo que puede favorecer la conciliación de la vida familiar, personal y social) y en cierto porcentaje sentado en la oficina.
Sin embargo, la hibridación del trabajo probablemente no transcurra solo en la dimensión espacial, sino también en otras. Los roles laborales cambiarán (por ejemplo, se trabajará cada vez más por proyectos). Además, los trabajadores humanos, de carne y hueso, cada vez trabajaran en mayor coordinación con máquinas, mano a mano (es un decir) con la Inteligencia Artificial. El mercado de talento sufre grandes cambios con la posibilidad de trabajar en remoto: no solo los empleados pueden estar allí donde deseen, sino que las organizaciones pueden reclutar talento por toda la superficie del planeta en aquellas profesiones que no están asociadas a un lugar físico.
“Un reto del trabajo híbrido es cómo dar solución a algo que en estos mismos momentos está en evolución”, dice Ernest Calvet, vicepresidente del área del Mediterráneo de Service Now. “Prevemos que habrá un trabajo híbrido, vemos cómo los empleados están eligiendo no solamente dónde trabajar a nivel de empresa, sino también a nivel de localización: hay que estar preparado para ello, tanto para sí regresan a la oficina como para dar acceso a todos cuando están trabajando fuera”. Otros retos suponen el conseguir una organización eficiente y fluida del trabajo, manteniendo los liderazgos y posibilitando la creación de inteligencia colectiva. También asegurar la ciberseguridad en comunicaciones remotas, que se mantenga la igualdad de trato y la no discriminación entre trabajadores presenciales y a distancia, que no se recargue de trabajo y se cumplan las jornadas laborales (el llamado derecho a la desconexión), etc. Muchas de estas cuestiones están reguladas por la Ley de Teletrabajo aprobada en septiembre de 2020.
Un reto del trabajo híbrido es cómo dar solución a algo que en estos mismos momentos está en evolución
Ernest Calvet, vicepresidente del área del Mediterráneo de Service Now
Es preciso replantearse cuál es el papel de la oficina en cada organización (e implementar las reformas necesarias), clasificar a los trabajadores según su perfil en cuanto a su movilidad y actualizar con eficacia y claridad las formas de trabajar. Hay experimentos que exploran la posibilidad de que el trabajador elija trabajar siempre en remoto, tanto da si se va a trabajar a las antípodas. En un área de Telefónica han puesto en marcha un proyecto piloto que permite a los empleados elegir si quieren ir a la oficina o trabajar en remoto: el 20% de ellos prefirió estar fuera. “Hoy en día los trabajadores pueden elegir cualquier del mundo y tenemos que seguir siendo atractivos; y hay que hacerlo rápido, porque mucha gente se está yendo”, dice David del Val, director de Core Innovation y CEO de Telefónica I+D. En este proyecto piloto ni siquiera se pregunta en qué lugar se radican, lo mismo da si se van a Cuenca o a Singapur. “Y no solo se trata de ingenieros que trabajan solos con un ordenador, sino a personas del área de producto o de negocio”, aclara Del Val.
Sobre la firma
Sergio C. Fanjul es licenciado en Astrofísica y Máster en Periodismo. Tiene varios libros publicados (Pertinaz freelance, La vida instantánea, La ciudad infinita). Es profesor de escritura, guionista de tele, radiofonista y performer poético. Desde 2009 firma columnas, reportajes, crónicas y entrevistas en EL PAÍS y otros medios.