Micosis colectiva y el bum de las setas mágicas. ¿Son los hongos alucinógenos el nuevo bitcoin?

Tras décadas repudiados, los hongos están resurgiendo como figura milagrosa capaz de tratar dolencias como la depresión, sustituir a la carne y desterrar para siempre el plástico que nos asfixia en forma de envases. Hasta Netflix se ha inundado de contenidos divulgativos sobre sus fascinantes propiedades. ¿Estamos viviendo una micosis colectiva?

Imagen distópica creada con MidJourney.

A lo mejor te sorprende, pero hay un nuevo auge relacionado con el consumo y el uso de los magic mushrooms. Sí, amigo lector, como lo oyes, hemos regresado a la brillante década de 1960, con una vuelta alucinante y un pelín alucinógena de la psicodelia en todas sus formas. En muy poco tiempo han brotado ideas, productos y teorías por doquier en torno a hongos psilocibios y sus beneficios.

Ahora hay desde teorías científicas que explican que el ecosistema de la tierra se basa, en gran parte, en una red ancestral de hongos que conectan la Pachamama, hasta estudios de lo más avanzados para tratar dolencias psicológicas como la ansiedad y la depresión a través del suministro de microdosis psicoactivas.

Todavía es pronto para saber si esto va a ser una gran trend durante los próximos años o simplemente otro intento de colarnos la enésima extravagancia del momento. Tras la burbuja de los NFT y el desplome de las criptomonedas, llega el bum del micelio. Pero no hablamos ni de boletus ni de trompetas de la muerte, sino de un negocio que crece desmesuradamente hacia un imperio micótico.

Los magic mushrooms son el nuevo cerdo. No se tira nada, todo se aprovecha. En breve, hasta las cerdas de un pincel estarán hechas de setas. Palabra de gurú. El último hallazgo consiste en producir envases biodegradables y sostenibles como alternativa al plástico y a la dependencia del petróleo. Lo que no ha podido solventar la COP27, lo resolverá un microorganismo milenario que lo controla todo.

Ni el kéfir había llegado tan lejos. La euforia por estos nuevos descubrimientos está ascendiendo a un nivel superior tal, que hay trabajadores de Silicon Valley que ya están enganchados a las microdosis para incrementar su productividad. Tomar setas para trabajar más. Madre del amor hermoso. Ni en las peores pesadillas de los Merry Pranksters, creadores del ponche lisérgico con el que drogaron a medio Estados Unidos en la década de 1970.

Me imagino una secta poscapitalista de neohippies yworkaholics (gente que le da duro al trabajo y a la multitarea) planeando la vuelta a los hongos mágicos, haciendo lobby y financiando documentales en Netflix. Y es que la plataforma de streaming se ha convertido en un pozo de información sobre neopsicodelia. Series como Midnight Gospel (que, por cierto, es una pasada tremenda) y documentales como Fantastic Fungi y Cómo cambiar tu mente conforman el sinfín de propuestas de entretenimiento que promocionan y defienden lo bien que te pueden sentar unas setitas tomadas con criterio.

Hay una enorme cantidad de historias que apoyan el uso de las setas alucinógenas y que van en contra de las creencias que teníamos hasta hace muy poco sobre las paranoias y la posibilidad de volverte loco y acabar encerrado en un psiquiátrico. Solo falta un documental dedicado al reciclaje, pero, como todo, llegará pronto.

HONGO ERES Y EN HONGO TE CONVERTIRÁS

En una sociedad en la que, allá por 2008, Starbucks prometía erradicar los vasos de plástico para 2015 con un fracaso rotundo, ¿en qué momento hemos puesto nuestro destino consumista en las esporas de un sistema micótico que hasta hace poco era enemigo de la humanidad?

Hemos crecido con terror ante infecciones como la candidiasis y las desgarradoras imágenes de Google cada vez que buscábamos los síntomas. Pero, ahora, parece que hemos vuelto a lo natural como esencia de principios beneficiosos no sólo para nuestro cuerpo, sino para nuestra mente y la sociedad entera. Tal vez sea el blanqueo de algo que en el pasado nos hizo tanto daño como la droga y que ahora se ha convertido en una fuente de soluciones a todos los males del mundo.

El resurgimiento del reino Fungi es tal que incluso hay quien afirma que la evolución humana se debe a una interacción con una seta alienígena con la que entramos en contacto hace miles de años. Podría ser fácilmente el comienzo de una nueva religión. Hasta se podría crear un libro sagrado protagonizado por un nuevo mesías que llegó a salvar la humanidad gracias a una intoxicación por setas provenientes de otra realidad, llegadas a la Tierra por mano de Dios, un nuevo dios que se llamaría Primicelium, la seta primordial. Spielberg ya ha comprado los derechos para el mayor blockbuster de la historia.

Bromas aparte, las investigaciones sobre hongos y setas se están expandiendo mucho y, además de su impacto positivo en depresiones y demás trastornos, la tendencia en 2023 va a estar relacionada con el diseño sostenible de envases, la mayor plaga del siglo XXI. Si lo piensas, tiene sentido. Siempre intentamos combatir una plaga con otra. Es un principio muy válido en nuestra sociedad.

En los últimos años han proliferado muchas iniciativas que hacen de lo natural la fuente más importante para crear alternativas al plástico y otros materiales que infestan nuestros océanos y que son el origen del fin del mundo, tal y como lo conocemos. Empresas como Magical Mushroom Company y Ecovative Design LLC están investigando y creando packaging biodegradables basados en el micelio y en el cultivo de setas para producir materiales ligeros, resistentes y capaces de desaparecer sin dejar rastro.

Nuestros pequeños amigos de la maleza tienen muchos poderes y propiedades que se podrían transformar en una realidad sólida. Hay señales claras, como uno de los últimos packaging para las zapatillas OZLUCENT de Adidas, una colaboración del estudio inglés Black Ink Projects y Magical Mushroom Company.

Proyecto de diseño de envase para Adidas en colaboración con Magical Mushroom Company y el estudio Black Ink Projects.

El envase es una pasada, al igual que las bambas en sí, que parecen salidas de otro planeta. Es una estética brutalista tanto por su aspecto como por el material en sí. Para los amantes del diseño, se trata de un proyecto increíble que, además, tiene un doble valor relacionado con la idea de no contaminar. De hecho, el envase puede durar varios años si no entra en contacto con agua ni otras sustancias que lo pueden deteriorar. Pero solo tarda unos 50 días en descomponerse en el suelo, en el que deja una carga de nitratos que enriquecen el sustrato.

Y no es el único proyecto de este tipo. Cada vez hay empresas que apuestan por soluciones así, y no se limitan al diseño de envases, porque las setitas milagrosas están por todas partes. Este año The New York Times ha designado a los hongos alucinógenos como producto del año. Actúan como ingrediente principal tanto en hamburguesas veganas y snacks, como en tratamientos para el estrés postraumático en veteranos de guerra. Es un proliferar de ideas y propuestas arraigadas sobre los beneficios del micelio.

Es la época dorada de los hongos, lo grita a los cuatro vientos una artista como Björk, quien ha hecho de su último álbum una verdadera oda a las setas y al mundo de la psicodelia. Ya lo decía Janis Joplin, “lo que te hace sentir bien no te puede causar ningún daño”.

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