Que compartir es vivir es mucho más que una frase hecha, y el coronavirus (COVID-19) lo dejó claro de varias formas. Por un lado, la voluntad de científicos de todo el mundo por compartir sus datos sobre el virus logró que los avances en la lucha contra la pandemia surgieran a una velocidad sin precedentes, desde las secuencias genéticas de las primeras cepas hasta las vacunas de ARN mensajero capaces de doblegarlas. Por otro, los silos y la falta de estándares en los registros de la información sanitaria ralentizaron la detección temprana de brotes y de patrones capaces de explicar por qué el virus se cebaba mucho más con algunas personas que con otras.
Agregar el mayor número de información permite hacer mejores predicciones y reduce la incertidumbre, y esto es tan cierto para enfrentarse a una pandemia como para mejorar el día a día de las empresas. En la era del dato, las compañías son cada vez más conscientes de la importancia de medir y analizar toda la información de la que disponen. Sin embargo, esta visión suele centrarse en datos de carácter industrial, pasando por alto en ocasiones aquellos relacionados con los propios procesos internos, como los historiales de facturación, los pagos de las nóminas y las previsiones de gasto.
Y, por si fuera poco, la pandemia ha agravado aún más la incertidumbre de las empresas en forma de impactos persistentes, como “la inestabilidad de la demanda y la pérdida de ingresos residuales”, a los que hay que añadir, además, el problema de la inflación asociado a los costes de la energía, según un informe de la firma especializada en análisis de mercado Aberdeen Strategy & Research. Ante esta difícil coyuntura, su investigación señala que los equipos de finanzas y contabilidad se ven obligados “a responder con una toma de decisiones basada en información estratégica”.
Afortunadamente el mercado dispone de cada vez más herramientas diseñadas a medida para dotar a las organizaciones de este tipo de información clave, entre las que destacan los sistemas de planificación de recursos empresariales (ERP, por sus siglas en inglés), que permiten a las organizaciones unificar todos sus datos y procesos bajo un mismo paraguas. Pero, dado que cada empresa es un mundo, con sus propias reglas, estructuras y fuentes de datos, el informe señala que el máximo potencial de los ERP se alcanza cuando estos se ubican en la nube, para permitir crear sistemas modulares personalizados para cada caso y situación.
“Las empresas que han adoptado un sistema de ERP basado en la nube cuentan con una ventaja significativa en sus funcionalidades”, sentencia el informe, elaborado a partir de la comparativa de distintas métricas entre empresas que ya utilizan este tipo de herramienta frente a las que no. Según sus resultados, una de las principales ventajas de las que goza el primer grupo es “la capacidad de conocer qué procesos están funcionando y cuáles necesitan mejorar”, y añade: “El valor de esta funcionalidad consiste en poder llegar a la raíz de los problemas mucho más rápidamente. No se trata de ir descubriendo gradualmente la causa de los problemas o los éxitos. El tiempo de reacción se reduce significativamente con este enfoque de causa y efecto”.
Para confirmar estas ventajas, el informe señala que, de las 528 empresas analizadas, el 46% de aquellas que disponen de un sistema ERP en la nube cuentan con procesos de colaboración entre las unidades de negocio y los departamentos de financias para la elaboración de presupuestos y la planificación, frente al 34% de aquellas que no trabajan estas soluciones en la nube. El siguiente beneficio principal reside en la capacidad de las compañías de disponer flujos de trabajo estandarizados para la toma de decisiones. En este caso, esta capacidad llega al 35% de las compañías con ERP en la nube frente al 25% de las que no.
“El modelo cloud permite mucha más escalabilidad y eficiencia”, afirma el CIO del Grupo Indukern, Óscar Aparicio, cuya compañía ha confiado esta gestión al ERP en la nube de SAP, S/4 HANA Cloud. Además de las ventajas identificadas en el informe de Aberdeen, el responsable señala que el modelo de costes de la solución de la compañía les permite “pagar por aquello que realmente están utilizando” y que “la información está más segura en la nube”. Y es que, precisamente, la modularidad y la seguridad son dos de las principales ventajas del cloud.
Gracias a las ventajas de los ERP en la nube como el de SAP, todas las compañías pueden empezar a reducir su incertidumbre y estar más preparadas para cualquier problema que pueda aparecer, ya sea una pandemia global o una guerra capaz de desestabilizar la economía mundial. Es imposible predecir con certeza cuál será el próximo cisne negro que azote a la sociedad, pero si los datos son el nuevo petróleo y dan el poder, ya no hay excusas para no armarse de ellos hasta los dientes, ya sea en forma de tendencias macroeconómicas o de todo aquello que sucede en las entrañas de cada compañía.