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En busca del tesoro: tenemos que usar la IA, pero aún no sabemos cómo

Minsait (Indra) destaca en su informe Ascendant Madurez Digital 2024 que la Inteligencia Artificial es una herramienta que las organizaciones y empresas españolas saben que deben integrar de cara a ser competitivas en el futuro, por mucho que la mayoría todavía tengan dificultades para hacerla parte de sus planes de estrategia.

¿Saben esa gaseosa sensación que se apropia de uno cuando es plenamente consciente de que debe hacer algo, pero no logra recordar el qué?  Uno sería capaz de poner la mano en el fuego por la responsabilidad que lo apedrea, aunque sea incapaz de distinguir su origen. Quizás un qué; tareas del hogar o laborales. Tal vez un cómo: usando el portátil o el móvil. En cualquier caso, brilla el deber y sólo resta encontrar el origen para satisfacer el compromiso.

A las organizaciones y grandes empresas españolas les ocurre algo similar con la Inteligencia Artificial (IA). En su mayoría son sensibles a la acuciante necesidad de entrar a bucear en esas prometedoras aguas, pero les inquieta perderse en sus oscuros rincones, y no saben muy bien si van a recalar para refrescarse, chapotear o ahogarse. Al menos, es lo que se retiene del informe Ascendant Madurez Digital 2024 de Minsait (Indra), y su presentación celebrada el pasado jueves 25 de abril, en Madrid.

Un símil aplicable sería poner en manos de un analfabeto digital un smartphone, del que conoce infinidad de ventajas y formas gracias a la televisión, los periódicos o la radio, pero al que no sabe del todo cómo hacer frente. Incluso se ha comprado -como se hacía antaño con el karate-, un manual físico. Su tarea recae ahora en pedir consejo, inspirarse en ejemplos cercanos y no amedrentarse ante los posibles errores en el camino hacia una vida más adaptada a los tiempos.

En España, los 15 sectores consultados por Minsait para su informe, entre los que contamos energía, seguros, telecomunicaciones, banca o administraciones públicas, se encuentran en ese claroscuro. Dando pasos en dirección a traspasar la frontera entre saber que la IA es el futuro de las organizaciones, y ser parte de ese futuro a través de su implementación.

Enfocándonos en datos concretos, sólo un 10% de la compañías españolas disponen de un plan de Inteligencia Artificial totalmente integrado en sus estrategias, aunque la investigación de Minsait sitúa en casi un 40% el número de empresas que ha dado el pistoletazo de salida a la elaboración de dicho plan. Lo cual no significa, como venimos diciendo, que se tenga del todo clara la razón de ser de esta herramienta dentro de las organizaciones, salvo que será un material imprescindible para no asfixiar su aliento competitivo en el futuro.

 El Informe Ascendant sí destaca que, dentro de esa pequeña avanzadilla de compañías ya a lomos de la IA, un 72% han visto en esta herramienta un camino hacia la eficacia operativa. Al fin y al cabo, si en algo destaca la Inteligencia Artificial, es en su capacidad para automatizar actividades, resolviendo de manera dinámica pasos intermedios, complejos y farragosos, que multiplican sustancialmente el tiempo de trabajo. A la mejora en la toma de decisiones sigue a la operatividad en 34%, y un 31% se decanta por centrar el uso de la IA en la evolución de la experiencia de sus clientes y usuarios internos. Sin olvidar, desde luego, el 54% que han puesto el foco de este instrumento en la ciberseguridad o el 36% que lo han hecho en el márquetin.

La IA es un horizonte de posibilidades. Y ya se sabe que los confines avivan tanto la curiosidad como la sospecha. ¿Acaso no hace temblar la determinación de muchas organizaciones, en materia de Inteligencia Artificial, las dudas sobre protección de datos, regulación, transparencia o derechos de propiedad intelectual? La indecisión es uno de los contratiempos de lo desconocido. No obstante, el Ascendant Madurez Digital 2024, vierte luz sobre algunos de esos sombríos interrogantes, al tiempo que no despista la necesidad de muchos sectores de esforzarse por combatir bastantes retazos de inquietud.

Durante la presentación del Informe el jueves 25 de abril, tuvo lugar una mesa debate en la que 4 expertos de variopintas áreas, y la responsable de Estrategia y Gobierno de IA en Minsait, Leticia Gómez, dieron su punto de vista en lo que respecta a estas preocupaciones, algunas infundadas, otras legítimas, pero en cualquier caso resistentes, respecto a la IA. El Consejero de la firma de abogados Cuatrecasas, Alejandro Negro, destacó que esta herramienta tiene ya un marco: “absolutamente regulado, con todos sus players bajo responsabilidades individuales”, dejando claro que existe mucha vigilancia en el derecho de la propiedad y la confidencialidad. Especialmente, si tenemos en cuenta que la regulación es considerablemente fácil de seguir en comparación con otras especificidades.

El director IA de la asociación Adigital, Justo Hidalgo, recuperó las palabras de Negro, y mantuvo sus tesis sobre un escenario bien regulado, aun poniendo de relieve que: “queda trabajo por hacer en cuanto a privacidad, siendo la línea de concienciación prometedora”, sin olvidar que, para Hidalgo, las materias a trabajar están mucho más relacionadas con la transparencia y la explicabilidad. La IA ha de ser abordable. Algo en lo que incidió igualmente el Catedrático de Derecho Mercantil y director de la cátedra Legaltech (UV), Rafael Marimón, para quien: “la adquisición de competencias digitales es acuciante”, en vista de poder transmitir correctamente las potencialidades de la IA. Marimón también quiso hacer un llamamiento a la prudencia en lo que respecta a la creación de contenidos, que no pueden caer rendidos en manos de la Inteligencia Artificial, bajo claros riesgos, no sólo de vulneración de la propiedad intelectual, sino directamente de errores palmarios derivados de las lagunas de la herramienta. Aunque el catedrático tampoco dejó escapar la ocasión a fin de destacar que la IA es un arma idónea para: “Detectar los cambios normativos en todo el mundo al instante”.

Por último, el especialista del Centro Criptográfico Nacional (CCN), Mario Pizcueta, puso la alarma en la falta de ética que existe entre los ciberdelincuentes, quienes encuentran en la IA un almanaque facilitador para sus ataques. Siendo la Inteligencia Artificial una herramienta tan eficaz en la agilización de operaciones, no es de extrañar que en los márgenes de la ilegalidad su uso se extienda y explote. Pizcueta buscó así llamar la atención sobre las posibles fallas en agentes de software como los asistentes virtuales que: “poseen mucha información sensible” y que exigen una inversión normativa en mínimos de ciberseguridad. En definitiva, la Inteligencia Artificial está madurando a buena velocidad, siendo claras sus abundantes ramificaciones de uso, a pesar de las incógnitas que todavía se resisten. La sensación de responsabilidad respecto a su uso seguirá permeando, cada vez con más fuerza, el conjunto de empresas y organizaciones españolas. Afortunadamente, el creciente proceso de concienciación general ayudará a la IA a adaptarse, asentarse y aumentar la confianza en esta prometedora herramienta, que para quien no es ya su presente, habrá de ser su futuro.

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