De la nómina al convenio, lo que no te enseñan cuando sales al mercado laboral

Desconocer derechos laborales básicos como el salario mínimo interprofesional y la remuneración por bajas médicas es una vía de entrada a la precariedad que las empresas utilizan para explotar a los trabajadores. Las asignaturas centradas en la formación y orientación laboral podrían reducir el problema, pero suelen ser optativas y demasiado cortas.

“Entré a trabajar a una academia como recepcionista y lo primero que hicieron fue hacerme firmar un contrato de 35 horas a la semana cuando yo hacía 40. Cuando pregunté me aseguraron que era normal y, como no tenía ni idea, firmé”. Celia salió al mercado de trabajo con 22 años sin ningún conocimiento en materia laboral. Lo único que tenía claro es que le tenían que ofrecer un contrato, pero lo que pusiera dentro ya era otra historia. No sabía lo que era un convenio colectivo, si las horas extra eran voluntarias o si existía algún plus de nocturnidad o de fin de semana. Su primera experiencia en el mundo laboral fue en una empresa muy pequeña que se saltaba algunos derechos básicos sin ella saberlo.

Celia continúa: “Cuando pregunté por aquello, el jefe me explicó que solo atendía a los alumnos esas 35 horas a la semana y que el resto de tiempo se utilizaba para recoger las aulas y limpiar los baños, por lo que no era tiempo dedicado para lo que estaba contratada, sino que eran horas para organizar. A mí me sonó raro, pero como no tenía ni idea firmé y estuve así dos años”.

Igual o incluso peor fue lo que le ocurrió a Diego, que trabajaba en un gimnasio y cuando tuvo que cogerse una baja médica, su jefe le dijo que todos los días que estuviera en esa situación no podría cobrarlos por ley y así lo hizo. De los 10 días que Diego estuvo sin trabajar no cobró ni uno solo. Como no quería perder el trabajo y, además, no sabía si el empresario tenía razón, asumió la situación.

En España, no existe una asignatura sobre derechos y obligaciones laborales en todas las aulas. El sistema educativo sólo ofrece a los estudiantes un módulo a lo largo de toda su formación académica en el que se le enseñan sus derechos en materia de trabajo, la importancia de la prevención de riesgos laborales o la búsqueda de empleo. Dicho módulo se llama Formación y orientación laboral (FOL).

La profesora de este módulo y creadora de FOL en red, Elena García, explica a Retina que el alumnado en 4º de la ESO que no elija (o no pueda hacerlo) la asignatura de Formación y Orientación Personal y Profesional ni curse el módulo en una FP, saldrá al mercado de trabajo completamente a ciegas. “Esto lo único que hace es aumentar su incertidumbre, disminuir sus posibilidades de inserción laboral y abrir la puerta a la precariedad en las/os trabajadoras/es jóvenes”, añade.

Además, ella ve en el día a día cómo sus alumnos no tienen prácticamente ningún conocimiento sobre sus derechos en materia laboral. “Las dudas del alumnado abarcan todos los ámbitos porque parten de cero. Desconocen por completo qué es y para qué sirve un sindicato, no saben qué es el salario mínimo (SMI), qué derechos y deberes tienen como trabajadoras/es, qué es un equipo de protección individual (EPI) o cómo afrontar una entrevista de trabajo”, cuenta.

Otra de las cuestiones que destaca es la desinformación que se puede encontrar en la web, que puede llevar a los alumnos a tener ideas erróneas sobre sus derechos laborales al buscar en fuentes desactualizadas, poco fiables o incluso de otros países en los que la normativa es diferente. García afirma: “Por ejemplo, cuando les explicas qué es el SMI y la importancia que tiene, les interesa, porque eso significa que ya saben lo mínimo que tienen que recibir en un puesto de trabajo a jornada completa. Sin embargo, cuando les dices que busquen en internet el valor del SMI en la actualidad, casi nunca van a la fuente oficial para descubrirlo, sino que buscan en Google y se quedan con la primera entrada que les da el buscador. Por eso es fundamental enseñarles a manejar la información que se encuentra en la red”.

ASIGNATURA CORTA EN TIEMPO Y ALCANCE

Sobre el convenio que debían aplicar y, por lo tanto, sobre el salario, engañaron a Sandra, que nunca había cursado FOL y su conocimiento sobre derechos laborales era inexistente. “Me contrataron como recepcionista, pero me hicieron firmar un contrato de limpieza. Me explicaron que era más fácil para ellos, pero que a mí no me afectaba, así que accedí. Con los años me di cuenta de que me engañaron”, explica.

Como ella, son muchas las personas que llegan a su primer trabajo con ningún conocimiento laboral y es por eso que muchos docentes de la asignatura de FOL demandan que se imparta al máximo de alumnos posibles. Sandra recuerda: “Yo conocí que Formación y Orientación Laboral existía cuando fui más más mayor y ya había dejado la escuela. No sé si haber cursado esa asignatura me hubiera ayudado en cada paso, pero estoy convencida de que no hubiese estado tan perdida”.

No obstante, las horas formativas de FOL no son demasiadas. García detalla: “En tres horas a la semana es imposible impartir con la profundidad necesaria todo el temario [calcular nóminas, finiquitos, estudiar los principales derechos laborales, analizar los principales riesgos laborales de su sector profesional, elaborar un CV y una carta de presentación, etcétera]. Por eso, es muy urgente aumentar el número de horas”. Pero este tampoco es el único problema: el módulo de FOL se convalida. Es decir, “si cursas un ciclo de FP de grado medio y apruebas FOL, al realizar otro ciclo de FP de grado superior ya no lo impartirás porque tienes convalidado el módulo”, lamenta Elena.

Celia, Diego y Sandra son solo tres jóvenes de los que tres empresas se aprovecharon de su nula formación en materia laboral para recortarles derechos que tienen por ley, pero nuestro país está lleno de personas en esta situación debido, entre otras cosas, a que el sistema educativo no ofrece formación para algo tan importante como es el conocer los derechos y deberes en el trabajo. Una actividad, esta de trabajar, que casi todos tenemos que realizar a lo largo de nuestra vida.

Pero no sólo la educación es fundamental para cerrar la puerta a la precariedad y a los abusos laborales. Debe ser un compromiso colectivo que implique a toda la sociedad, a las instituciones, organismos y, obviamente, a las empresas.

*Alejandra de la Fuente es periodista, autora de ‘La España precaria’, y responsable de distintas cuentas de @MierdaJobs desde las que expone ejemplos de los empleos más indignos y precarios que encuentra.

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