La Agenda España Digital (presentada por el Gobierno en julio de 2020 y actualizada a principios de julio de 2022) es una de las piedras angulares del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. El Ejecutivo prevé destinar un presupuesto de 20.000 millones de euros, que representan el 30% de las inversiones totales previstas en el Plan de Recuperación. “Pero el centro del plan no es la inversión, sino las reformas”, afirma la secretaria de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial (IA), Carme Artigas, quien matiza: “Las reformas son lo que cala, lo que queda. Por eso estamos transformando el entorno laboral, el educativo, la FP, ahora las start-ups o el entorno energético. La inversión debe acompañar esas reformas, no puede ser una lluvia que caiga en el desierto. Las inversiones pasarán, pero las reformas quedarán para el futuro. El reto del plan es doble, reaccionar a las necesidades que tenemos hoy pero, a la vez, prepararnos para los retos y oportunidades de mañana”.
El presente y el futuro. Lo urgente y lo importante. Transformar el modelo productivo del país para hacerlo más competitivo mientras se da respuesta a una necesidad apremiante: la demanda en competencias digitales. “Desde las PYME a los ciudadanos, y, sobre todo, a nivel educativo, debemos hacer que tomen conciencia sobre la importancia de estas competencias. A corto plazo, nos vemos en un contexto en el que hay cuatro veces más demanda que oferta de puestos de trabajo cualificados en tecnología, así que, o somos capaces de darle al mercado esos perfiles que necesita o estamos perdiendo una ventana de oportunidad”, señala la Secretaria de Estado.
Para no dejar pasar ese tren es fundamental la formación, que necesariamente va a trabajar a dos velocidades. Artigas afirma: “Debemos distinguir entre la formación reglada y la no reglada. La diferencia radica en los tiempos. La formación reglada tiene unos plazos. Hemos realizado reformas ya, pero los resultados no se verán mañana. Por eso necesitamos también programas específicos. Las profesiones tecnológicas parecen a veces para autodidactas, con un conocimiento cambiante cada seis meses. Por eso las competencias pueden ser más importantes que los conocimientos. En cuanto a la formación reglada, el recorrido entre primaria y secundaria está claro: incorporar todas esas competencias digitales en los primeros ciclos de formación. La formación profesional es crítica porque nos da la capacidad de resolver más rápidamente estas demandas del mercado, especialmente con las nuevos ciclos ligados a las competencias digitales más demandadas que hemos creado ya: inteligencia artificial, big data y ciberseguridad. Esto ya está ahí. A nivel universitario, lo que se tiene muy claro desde el Ministerio es la fórmula para mejorar. Por ejemplo, en un mes vamos a lanzar las cátedras multidisciplinares de inteligencia artificial, que se relacionarán con sostenibilidad, con derecho, con ética, etcétera. Se trata de cátedras universidad-empresa, pero también queremos lanzar, antes de fin de año, la red de excelencia de centros de IA, que es puramente académica. En España todavía no hay una universidad puntera en IA porque no hay masa crítica, pero sí hay investigadores punteros. Estamos creando una red para que los mejores investigadores puedan, cada cual, desde su propio lugar, generar esa masa crítica”.
La lluvia inversora de la que habla la Secretaria de Estado parece estar teniendo efecto, y los brotes digitales florecen. En la recientemente presentada edición 2022 del Índice de la Economía y la Sociedad Digitales (DESI) publicado por la Comisión Europea, que clasifica a los países de la Unión según su nivel de digitalización y analiza sus avances relativos a los últimos años en esta materia, España escala dos puestos frente a los resultados obtenidos en 2021, situándose en la séptima posición de los 27 estados miembro de la UE, por delante de Estonia, Alemania, Francia, Austria, Italia, Portugal y otros 14 Estados miembro. España continúa siendo el país de gran tamaño más digitalizado del conjunto de Estados miembro de la Unión Europea. El informe destaca especialmente el avance en solo un año en lo que el índice denomina integración de tecnologías digitales, en la que se ha alcanzado el puesto 11, cinco por encima respecto al informe de 2021.
Entre las iniciativas puestas en marcha, destaca el despliegue del Plan de Digitalización de PYMEs 2021-2025 y el éxito de programas orientados a la digitalización del tejido empresarial como el Kit Digital. Sobre esta última, Artigas detalla: “Estamos en la segunda convocatoria y en octubre sacamos la tercera. Ya son más de 72.000 las empresas que se han suscrito el primer tramo, que son más del 60% de las empresas que lo podían solicitar, y, para el segundo y tercer tramo, dirigido a empresas de entre 9 y 10 trabajadores, lo han solicitado un 27%. Básicamente, una de cada dos empresas que lo podía pedir, lo ha pedido. En algunas franjas , dos de cada tres. Se trata de un éxito sin precedentes. Nunca, en la historia de este país, ha habido una iniciativa pública que haya logrado cifras como estas”.
De hecho, la cifra de empresa prácticamente duplica las mejores cifras del Plan Avanza. Para la Secretaria de Estado, “esto demuestra que hay que hacer un cambio de paradigma”. Y añade: “Normalmente se trabaja desde la oferta y, está claro, que hay que trabajar desde la demanda. La clave de nuestro éxito es que hemos dinamizado la demanda, y no la oferta. Necesitamos cambiar las dinámicas de la sociedad en lo digital y generar demanda. En el ámbito de la inversión, también tenemos que realizar cambios, en primer lugar, no haciendo lo que hace el sector privado y competir con él, sino forzarle a que haga cosas que de manera natural no haría, y eso se hace desde lo público”.
Y lo público también debe garantizar que las oportunidades lleguen a todos y vertebren el territorio. “El objetivo de este Gobierno es la descentralización. Y no lo contamos, lo hacemos”, afirma Artigas, y continúa: “En España, en el último año, hemos conseguido traer más de 12 centros de investigación internacionales de ciberseguridad y de IA. El objetivo es que no sólo estén en Madrid y Barcelona, sino en Granada, Extremadura, Asturias, Valencia… Con eso no sólo dinamizamos el territorio, sino que evitamos las burbujas especulativas. Porque, en el ámbito tecnológico, si no fidelizas a los profesionales, una parte se acaba yendo al mejor postor. Para conseguir esta vertebración y descentralización estamos desplegando altos niveles de conectividad por banda ancha. La infraestructura es necesaria, pero no suficiente, y por eso también estamos trabajando en iniciativas como RETECH. Se trata de un programa para crear redes de excelencia tecnológica a nivel territorial, para evitar la aparición de excesivos polos de concentración que pueden favorecer esa burbuja especulativa. Hemos lanzado 500 millones de euros, y tenemos 500 millones más para el 2023-2024. De esta forma, invertimos en excelencia tecnológica en las comunidades autónomas para que cada una encuentre su foco de especialización. Desde lo que hemos llamado ruraltech o fashiontech hasta ámbitos más consolidados como la ingeniería industrial o la salud”.
El objetivo de este Gobierno es la descentralización. Y no lo contamos, lo hacemos
Carme Artigas
En esa línea de descentralización estará la recientemente anunciada Agencia Española de Supervisión de la Inteligencia Artificial. “Queremos que esta agencia, pionera en Europa, no esté en Madrid ni Barcelona. Obviamente, no lo vamos a poder poner en mitad del desierto de los Monegros, necesitamos un ecosistema alrededor que potenciar, pero no tienen por qué ser en las dos ciudades principales. En esta agencia, además, nos interesa mucho la sinergia con el humanismo tecnológico, que está siendo uno de los puntos de abordaje que se pretende desarrollar en varias ciudades del territorio”, detalla la secretaria de Estado.
Mirando hacia adelante, el futuro pasa por la deeptech, ese conjunto de tecnologías que van a ser fundamentales no solo desde la perspectiva económica y de competitividad, sino desde la soberanía de Europa en general y de España en particular. Los PERTE han puesto el punto de mira en algunas de estas tecnologías, como los micropocesadores, pero una vez más la inversión es solo una parte de una estrategia de transformación que pasa por reformar las políticas de innovación y el emprendimiento.
Una apuesta decidida por las deeptech necesita fondos dispuestos a arriesgar en estas iniciativas que generalmente precisan de inversiones más grandes y tiempos de desarrollo más largos. “Hemos creado tres fondos de más de 300 millones de euros y espero cerrar el año con cinco fondos de más de 250 millones. Nunca había habido en España tantos fondos de este tamaño”, afirma Artigas, quien cree que a estos fondos de capital riesgo debe unirse la inversión industrial de las grandes empresas. En este sentido, detalla: “El objetivo es cambiar la mentalidad de los grandes empresas de este país, de las grandes compañías del IBEX, para que inviertan en talento, en emprendimiento, en definitiva, en un ecosistema de innovación abierta. Aunque seas un Ferrovial, o un Repsol, o un Iberdrola, ¿cuántos científicos de datos vas a tener? Como mucho 50 o 100, pero no vas a poder fichar a 500 expertos, que es lo que necesitas para competir con Google, o con cualquier empresa digital a escala mundial. Y, ¿cómo logras acceder a ello? Pues creando un ecosistema de innovación abierta a tu alrededor de 10 start-ups, para beneficiarte de su capacidad de innovación”.
Y es que la dificultad de las grandes organizaciones para encontrar talento digital pasa por nuevos modelos de colaboración y relación con el ecosistema, pero también por buscar el talento en otros sitios. Artigas cuenta: “He oído muchas quejas del sector que afirman que no existen profesionales y que los pocos que hay son recién salidos de la universidad que, sí, saben de tecnología, pero carecen de muchas otras capacidades. Creo que el problema es que están todos pescando en el mismo estanque. ¿Habéis pensado en las mujeres? ¿En los mayores de 50 años? El otro día, precisamente, un conductor de Cabify me dijo que había trabajado en un data center de IBM. Por determinadas circunstancias se había quedado atrás, y ahora reconocía que no le quedaba otra más que ser conductor. Y yo le dije que estaba equivocado. Le motivé para que hiciera tal curso, que mirase tal formación, porque a él, que es de otra generación tecnológica, le iba a costar dos telediarios adaptarse a la nueva, que es más fácil. Hay estudios que demuestran que aquellos con habilidades lingüísticas tienen facilidades después para programar, porque no deja de ser un lenguaje. Hay que motivar una búsqueda allí, en otros nichos, traductores, filólogos… Y también debemos favorecer que estas personas sientan que tienen oportunidades en la tecnología, aunque no lo crean”.
la Ley de start-ups no va a crear una categoría especial para que haya empresas que no paguen impuestos
Carme Artigas
Para completar esa visión de futuro es imprescindible la apuesta decidida por el emprendimiento. La secretaria de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial es optimista entorno a la tramitación parlamentario de la llamada Ley de start-ups y cree que podría ser aprobada sin ningún voto en contra. “Yo he tenido una start-up, son empresas que, desde el día uno, nacen compitiendo globalmente y cuyo target es el mercado internacional, y no el local. Y, en España, hasta hoy, esto tenía unas grandes barreras de entrada. Lo que estamos haciendo es eliminar estas barreras para la creación de empresas tecnológicas. Con esta ley generamos un marco específico para un sector muy concreto. Pero forma parte de una apuesta legislativa más amplia junto a la Ley Crea y Crece y la de Segunda Oportunidad, que es algo muy importante para la inversión a riesgo. Yo estuve a punto de perderlo todo dos veces y una de ellas casi pierdo todo el capital de 30 años de profesión. Las start-ups arriesgan, y mucho, por eso merecen un marco legal, como la Ley de Segunda Oportunidad, que las proteja y acompañe por un camino tan complejo. Pero, eso sí, no podemos hacer que estas empresas jueguen con reglas diferentes a los demás. Hay una cosa que quiero dejar muy clara, la Ley de start-ups no va a crear una categoría especial para que haya empresas que no paguen impuestos”.
La inversión debe acompañar esas reformas, no puede ser una lluvia que caiga en el desierto
Carme Artigas
Y es que el estado del bienestar y los servicios públicos son fundamentales para que las start-ups puedan atraer talento y competir globalmente, por ello deben contribuir a sostenerlo. Artigas concluye: “Como país, debemos garantizar nuestro estado del bienestar y la calidad de nuestros servicios públicos. Se ha demostrado que las condiciones de vida; sanidad, seguridad, cultura, serán los principales motores de captación de talento, y este Gobierno hace todo lo posible por mantener esos altos niveles de bienestar, e, incluso, ampliarlos. España se convierte así en un país con gran atractivo para el talento y, también, para la inversión y el emprendimiento”. La innovación al servicio de la ciudadanía y el bien común, y éste como acelerador de esa capacidad innovadora. Un círculo virtuoso, el de la sociedad del aprendizaje de Joseph Stiglitz, que pone en el centro las personas en esa visión de la transformación de nuestro país.