Richie Hawtin: “La música electrónica ya es cultura pop”

Tras más de tres décadas de trabajo y éxitos, esta leyenda del tecno ha sido una de las cabezas de cartel de la última edición del Sónar. Confiesa que lo que más le fascina del género es su capacidad para conferir superpoderes musicales a una sola persona y, aunque celebra que se haya vuelto masivo, recuerda que no hay que perder de vista su dimensión como movimiento artístico y creativo

El artista Richie Hawtin ilustrado por Rhizomatika Lab.

A pesar de que encabezó la parrilla de artistas del Sónar 2023 de Barcelona, Richie Hawtin (53 años, Banbury, Reino Unido) se paseaba entre el público sin ningún temor. Le tocaba mostrar Bullfrog, su nueva línea de sintetizadores analógicos para principiantes, que tiene un pequeño espacio en el área de proyectos del festival. Hawtin afirma que quiere acercar la producción musical a las personas comunes, e incluso llevar este tipo de aparatos a las aulas, junto a flautas y guitarras. Así, esta leyenda de la música tecno busca encontrar su lugar en un mundo donde el género ya no es subterráneo, sino moda; y en el que la tecnología y el dinero amenazan con apagar el espíritu alternativo de un movimiento que él mismo ayudó a definir.

¿Cómo se siente respecto a la influencia que la música y la estética del tecno están teniendo sobre la cultura pop y artistas como Rosalía?

Ahora estamos en un momento muy interesante. Como artista, siempre quise llevar el tecno lo más lejos posible; a la mayor cantidad de gente e incluir más personas. Creo que hemos alcanzado ese punto de ruptura en el que ya se ha vuelto parte de la cultura popular: su moda, sus sonidos y sus ritmos. Eso es interesante. Por otra parte, siento que yo llegué al movimiento en un momento en que todo era muy disruptivo, independiente y alternativo. Eso era lo que más me atraía. Celebro que hayamos llegado hasta aquí, pero también estoy tratando de utilizar las experiencias que acumulé durante 30 años para influenciar a las nuevas generaciones de artistas y DJ. No se deben perder la esencia y los valores que me atrajeron a esta cultura.

Justamente, algunos critican que el tecno está perdiendo su atractivo a medida que se inserta más en la cultura pop.

Hay una cultura tan fuerte y apasionada detrás de este movimiento que inevitablemente iba a llegar a este punto. La música electrónica ya es cultura pop, ahora lo que podemos es elegir si darle la espalda o apoyarlo para asegurarnos de que su cultura siga creciendo y sobreviviendo, que se mantenga creativa y vibrante. Como dije, los que hemos sido parte de esta cultura tenemos que estar activos como un puente entre pasado, presente y futuro.

Ahora mucha más gente puede acceder a los programas de producción de música electrónica. ¿Qué opina de esto?

Me parece estupendo. Yo comencé así. No tuve una formación convencional en música o instrumentos comunes. Sin embargo, con ayuda del ordenador y de los primeros programas, tuve la oportunidad de ser creativo y descubrir algo que no sabía que tenía dentro. Y así deben sentirse los que ahora descargan programas gratuitos o una aplicación para móvil que les permiten crear ritmos. Algunos lo harán por diversión, pero otros le dedicarán más tiempo y llegarán más lejos que nadie ¡Ese era yo hace 35 años! Un friki que amaba la música y la tecnología, y que encontró una forma de expresarse.

¿Cuál piensa que es el rol actual de los sellos independientes?

Son muy importantes. La infraestructura independiente en nuestra cultura es la base del edificio. Es el cemento y el ladrillo. Sobre todo, ahora que todo se ha vuelto tan grande y hay tanto dinero de instituciones, conglomerados y corporaciones gigantes; que invierten en eventos enormes. Es vital que sigan existiendo el pensamiento, la infraestructura y las ideas independientes, donde no es el dinero, sino más bien la creatividad, lo primero.

¿Qué artista o movimiento actual le emociona?

Algo muy inspirador para mí ha sido mi gira de este año por Norteamérica. Fue un tour en depósitos y naves industriales con un puñado de productores musicales jóvenes. Algunos tenían 19 o 22 años. Me permitió ver este movimiento joven y subterráneo que se está desarrollando; y que además se opone a tomar fotografías de los eventos y publicarlas en redes sociales. Se sumergen en los sonidos hipnóticos y repetitivos, eso me encanta. En Europa ahora tenemos algo enorme, popular y orientado a Instagram. De cierta forma, es la antítesis. Entiendo que se haya convertido en eso, pero también pienso que tenemos que aferrarnos a lo que hizo que esta cultura alternativa se convierta en un movimiento en el que la gente podía perderse y elevarse al mismo tiempo. Quiero ser parte de algo así.

Si tuvieras que decir algo sobre el minimal tecno en este momento ¿Que dirías?

Que se viene con fuerza.

Usted produce sus propios sonidos e incluso tiene su propia marca de sintetizadores ¿Piensa que esto es importante?

No considero que haya nada malo en utilizar bibliotecas de sonido o sonidos generados por otra persona. Lo crucial es usarlos de forma creativa. Uno debe profundizar en esos sonidos, efectos y mezclas para encontrar la personalidad propia. Ahora hay muchos recursos en Internet. El único problema que le veo es que, con tantas opciones, las personas se puedan perder y olvidar que la música electrónica es arte, talento y oficio; como con cualquier instrumento musical. Nada es rápido, nada es instantáneo. Hay que dedicarle tiempo. A veces olvidamos eso porque vivimos en un mundo de gratificación instantánea.

Si tuviera que dar un argumento en contra de la música electrónica, ¿cuál sería?

Wow [ríe]. Ahora estoy tratando de atraer a personas hacia sintetizadores sencillos y mostrarles que la música puede ser fácil y divertida; que rápidamente se pueden hacer secuencias pegadizas. En este sentido, creo que los que no saben mucho del tema podrían decir que es música demasiado básica. Supongo que ese sería un argumento. Por eso, quiero mostrarle a la gente que es cierto que la música electrónica puede ser algo simple, pero también recordarle que, con tiempo y trabajo, se puede profundizar y convertir algo sencillo en arte.

¿Siente nostalgia por algún momento de su carrera?

Sí, por distintos momentos. No solo por los años 90, sino por los años 2000. Mi primer festival Sónar, por ejemplo. He sido muy afortunado de vivir tantas olas increíbles de música, artistas y sonidos. Siempre me influenciaron mi amor y mi curiosidad. De hecho, creo que la curiosidad me empuja más que la nostalgia. Me mueve más la búsqueda de la nueva inspiración que el recuerdo de los buenos días del pasado.

¿Qué papel juega la innovación tecnológica en este género?

Está totalmente ligado. Incluso en el nombre y la etimología de lo que yo hago ¡Tecno! [ríe]. La innovación es la chispa que da pie a la curiosidad y que constantemente nos hace explorar nuevas áreas del sonido, de la producción, de las presentaciones y de nuestras actuaciones. Es lo que nos mantiene con vida. Es el pulso de la música electrónica.

¿Cuál piensa que es el papel de los vinilos en la escena de la música electrónica actualmente?

Creo que con los vinilos y los sintetizadores análogos sucede algo similar. Detrás está la idea de que los humanos somos seres físicos. Nos gusta tocar las cosas y crear emociones a través de lo material. No se puede imitar ni al vinilo, ni a los CD. Ni siquiera se puede imitar la experiencia de los controladores, con los que ahora toco. Es un sentimiento totalmente distinto: los matices de tocarlos y de las rotaciones; la mezcla y los temperamentos. Demandan verdadera habilidad.

¿Qué papel están jugando el arte visual como pieza complementaria para los espectáculos de música electrónica?

Formé parte del movimiento visual dentro de la música electrónica desde la época de Plastikman y los primeros festivales. Es fundamental en el rompecabezas. Cuando se añaden visuales e iluminación a las diferentes piezas, se puede aumentar o borrar la experiencia sónica. Puede ser algo absolutamente increíble, pero también hay que recordar que el balance es delicado. Hay que saber darse cuenta si las imágenes en las pantallas detrás de ti se están robando show; si las personas están utilizando solo sus ojos y grabando con el móvil. Hay que recordar que los oídos son la parte más importante ¡Y por supuesto los pies! ¡Uno debe estar bailando!

¿Qué música le apasiona más allá de la electrónica?

Hace poco vi un trabajo increíble de una orquesta de más de 80 personas en Berlín. Me voló la cabeza. Quedé fascinado. En parte me gusta por la razón opuesta a la música electrónica. Tal vez pueda sonar egocéntrico, pero lo que me encanta de este género es ver lo que una sola persona puede crear con electrónica y tecnología en un estudio. En ese sentido, es increíble ver lo que una banda de jazz o una orquesta puede lograr uniendo a diferentes personas que trabajan juntas con diferentes instrumentos. Es mágico ver ese contraste y entender las diferentes posibilidades.

Ha colaborado con artistas como Grimes y Kaiserdisco. ¿Qué busca en una colaboración?

Como dije, lo que amo de la electrónica es ver lo que puede hacer una sola persona con la tecnología. Cómo se puede producir todo un universo de frecuencias. Sin embargo, encerrarse dentro de la propia mente todo el tiempo no es muy saludable. Busco poder abrir mi mente de forma intelectual, ya sea con músicos o artistas de otras disciplinas. Es productivo y a veces inspirador.

Si pudiera elegir a cualquier artista vivo o muerto para colaborar, ¿quién sería?

¡Qué difícil! Creo que mucha gente diría Kraftwerk. Yo también, pero en su versión de principios de los años 70, cuando Kling Klang Studios era realmente el único estudio capaz de producir estos sonidos y entender lo que estaba ocurriendo. Esa sería mi máximo sueño en cuanto a colaboraciones. Klaus Schulze también fue una gran inspiración para mí en mis comienzos. Me encantan contemporáneos como Nils Frahm. Si tuviera que elegir a un amigo, elegiría a Richard James [Aphex Twin], con quien tuve amistad en nuestros comienzos cuando solamente éramos unos niños y nos juntábamos a veces. Eso podría ser interesante, aunque tal vez sería mejor solo cenar juntos y ponernos al día antes que ir al estudio [ríe]. Quién sabe, pero es lo primero que se me viene a la mente.

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