Salvación. Por Rhizomatika_Lab a partir de una imagen generada por Stable Difusion

Abrazar a Cristo en Internet. Ciberpredicadores y el auge evangélico más allá de Yadira Maestre

Armados con el poderoso márquetin de “la salvación” en una vida que se desmorona hasta las ruinas para todos alguna vez, los predicadores apelan al más visceral de los clavos a los que se aferra el atormentado: la esperanza. El evangelismo, en la picota informativa tras la «performance» de Yadira Maestre en un mitin del Partido Popular, despliega sus herramientas, ahora también digitales, como una respuesta divina a los dramas telúricos.

“¡Abraza a Jesús! ¡Desconfía de los hombres que no abrazan a Jesús! ¡Si estás soltera, está bien que estés soltera! ¡No abraces a los hombres que son encarnaciones del diablo! ¿!Quieres abrazar a alguien?! ¡ABRAZA A JESÚS!”

Sabéis esa expresión que dice: “me vas a gastar el nombre”, pues Jesús debe tener los tímpanos lijados como una bola de mármol. Tantos siglos de lamentaciones y plegarias seguro que lo han seguido llevando por el camino de la amargura. No sé si por suerte para él, pero este es un calvario que en Occidente mengua cada vez más (sólo hay que mirar España, país de tradición altamente católica, en el que sólo un 18,2% de sus creyentes se declaran practicantes). Tampoco es, sin embargo, para alarmarse… Todavía hay quien, aún hoy, sigue trabajando devotamente las orejas del hijo de Dios. Y, de entre ellos, los que tienen la pulidora más potente de la ferretería jesuítica son los evangelistas.

Armados con el poderoso márquetin de “la salvación” en una vida que se desmorona hasta las ruinas para todos alguna vez, los predicadores apelan al más visceral de los clavos a los que se aferra el atormentado: la esperanza. Con un enemigo común, encarnado en cualquier mal, su discurso ilumina artificialmente una oscuridad real. Descargando la ansiedad de los oyentes con berreos que culpan a espectros perversos del dolor material, estos “líderes espirituales” engordan sus filas.

EVANGELISTAS AYER Y HOY

A la luz de todo lo antedicho, es fácil pensar en Yadira Maestre; efímera mano predicadora del Partido Popular. Su auge y caída se ha puesto a punto tan rápido que la performance parece haber sido más dolorosa y arriesgada que una de Marina Abramovic. Y, bueno, quizás las filas conservadoras hayan cometido un error…. Seamos francos, la tipa le pone mucha interpretación a la cosa. Se enfrenta durante sus speech a toda la ponzoña del universo, sin darle nombre definido, ni forma, salvo Satán. El Ángel Caído es la encarnación de los males y Protágoras la pifió, no era el hombre la medida de todas las cosas, sino Satanás. En el Diablo está el corazón de la batalla y contra él sólo la palabra de Yadira es un cayado firme para combatirlo… Hay un chiste que dice: “si existe el paraíso del rock n’roll debe de tener una banda infernal”. Pues para Yadira ni rock n’roll, ni banda infernal. Cruzada total contra Shout at the Devil, de Mötley Crüe… O, bueno, quizás sí pueda escucharse, como vulgar aperitivo piadoso, algún grupito de rock cristiano, aunque me cuesta saber que puede ser más demoníaco que eso…

Desde luego, lo de Yadira dista mucho de ser una novedad. Durante los años veinte, en Estados Unidos; una tierra que promete oportunidades porque vive bajo la premisa de que el show siempre debe continuar, la hermana Aimee, o Aimee Sample, diseñó su visión del Evangelio Cuadrangular. No entraré a hablar aquí de los cuatro ministerios de Jesucristo que la salvapatria de Sample enarbolaba, pero sí de su proceder, de su carácter.

Bukowski escribió un poema llamado Estilo. En él aseguró que Cristo lo tenía. Para el borracho de los Ángeles: “El estilo es una diferencia, una manera de hacer, una manera de ser hecho”. Y la hermana Aimee despachó mucho estilo al comprender que la religión, antaño encamada con el sosiego espiritual del silencio y la plegaria, debía abrirse a las técnicas que estaban haciendo de Estados Unidos la potencia mundial que acabaría siendo. Era la hora de hacer un verdadero ¡espectáculo! Para ello, diseñó dos corrientes paralelas de atracción; el uso de los medios de comunicación (radio y teléfono, por aquel entonces) y la construcción de la primera megaiglesia: el Angelus Temple de California (5300 asientos). ¡Piensa a lo grande hermana, o no te molestes en pensar!

No es ninguna coincidencia que Aimee crease, casi sin quererlo, el llamado “cristianismo carismático”. Vale la pena recordar que sobre el carisma Max Weber ya había desgranado su valor en Economía y Sociedad: Teoría de la organización social (1922), destacándolo como una forma de autoridad excepcional y devota, pues favorece la distinción de quien la posee como un ser orgánicamente excepcional y, por tanto, incuestionable. El estilo emocional, vasto, ¡mayúsculo! de Aimee al encomendarse a Dios le permitía una ósmosis de su poder que el Todopoderoso, dado su mal hábito inmaterial, no podía ejercer con tal transparencia de objetivos.

La fórmula alquímica del éxito religioso ya estaba servida. Una pizca de sabiduría y devoción religiosa, otra de manejo de los medios de comunicación, un lugar masivo a la altura de las expectativas y grasientas dosis del carisma más gomoso, atractivo; como esos juguetes blandiblu que no se puede evitar palpar.

LA TECNOLOGÍA AL SERVICIO DE DIOS… Y DE SU SIERVOS

Las décadas pasan y la tecnología evoluciona. Aimee debía reducirse a la radio y al teléfono (algunos llegaron incluso a anunciarse en los primeros cines). Pero cuando todos los hogares del país tuvieron una ventanita audiovisual que los trasladara a cualquier lugar, nacieron los telepredicadores. Oh, loado sea el señor… La aparición de esos tubos de rayos catódicos permitió llevar la palabra de Dios (o de sus lucrativos súbditos, mejor dicho) a cada casa. No hubo ya ni que acudir a la iglesia para estar a la vera de su magnificente mirada, encarnada en las altivas y devotas palabras de quienes habían sido bendecidos con su luz.

En fin… dejemos tanta ironía y pongámonos un poco más serios… ¡Oh, Señor lleno eres de… Perdón… Resulta increíblemente adictivo hacerse la del predicador… Sino que se lo digan a Charles Stanley, quien en 1972 dio a luz a The Chapel Hour. El programa, de media hora de duración, motivaba a los oyentes a realizar sus plegarias frente al televisor que el Dr. Stanley trasladaba desde su satélite espiritual al altísimo. 6 años más tarde, y debido al éxito del formato, apareció In Touch, programa que acabaría traducido a 50 idiomas y que vendría a demostrar la pasión del consumidor por tener la palabra de Jesús emanando de sus salas de estar.

El oportunismo no tiene límites. En los años setenta muchos hombres y mujeres se decidieron, alcanzado ese final de “los treinta gloriosos”, con el auge de los hippies y el rock n’roll, a combatir a Satán usando los medios de comunicación de masas. Otro nombre sonado fue el de James Orsen Bakker quien con su mujer, Tammy Faye, llevaron su luz celestial (o al menos la que decían que Jesús les entregaba) a millones de estadounidenses con el programa The Jim and Tammy Show, embolsando cantidades de dinero que pondrían verde al Tío Gilito. De hecho, para quien quiera saber los entresijos del pifostio que Jim y Tammy urdieron durante más de una década, recomiendo la película Los ojos de Tammy Faye, que puede recordar a la serie de HBO Los Gemstone, aunque esta última se tome más a pitorreo un negocio de envergadura tan inabarcable como es el de los lucrativos engaños de una fe puesta al servicio del dólar.  

Por supuesto, y a tenor de semejante alcance, el modelo de los telepredicadores acabaría por impregnar las células pías de más iluminados de Dios que los norteamericanos. Concretamente, en Sudamérica el modelo se ha acabado exportando a lo largo de las décadas con gran éxito. De entre muchos de los que han logrado embutir a miles de personas en polideportivos, y retransmitir las hazañas de sus milagrosos dones de palabra, cabe destacar la obra de José María Silvestri, pastor evangélico argentino que, tras varios éxitos discretos en el sector, fundó en 1992 Canal Luz; una señal televisiva (todavía en marcha) dedicada a la predicación y al culto a Jesucristo.

Huelga decir que estas emisiones indirectas, caracterizadas por un número en la parte baja de la pantalla llamado “cepillo televisivo”, mantenían sus sedes físicas, las cuales recibían migraciones sorprendentes a sus puertas a la expectativa de curas milagrosas, remedios espirituales y demás ganzúas a la curación de pecados y males de la carne…  

LA BÚSQUEDA DE UNA CERTEZA EN UN CENAGAL VITAL

Las someras fórmulas tradicionales católicas han dado paso desde los años ochenta, en ciertos países latinoamericanos, como Honduras, El Salvador, Nicaragua, Guatemala o la República Dominicana, al neopentecostalismo (evangelismo con especial énfasis en los dones del espíritu), motivados sus fieles por una conexión más personal con Dios, un mayor exacerbo de la moralidad, la sensación de ‘novedad’ y, como ya se ha comentado, una mayor sensibilidad al carisma pastoral que a las competencias teológicas. Todo ello sumado a lo que podríamos llamar una deriva materialista de la fe, pues desde el evangelismo el bienestar material es prueba del amor de Dios, convirtiendo cualquier mejora socioeconómica en una profecía autocumplida que demuestra su existencia y la eficacia de la fe evangélica. En un presente plagado de incógnitas globales y frustraciones existenciales, el evangelismo se presenta como un pilar concreto, accesible y emocional, donde liberar las responsabilidades personales al dictado divino creyendo así, previo pago, en una incansable redención.

Frente al pánico moral y la posible pérdida de lazos fuertes que se deriva de grandes comunidades humanas, las iglesias evangélicas se encargan de funcionar como un sistema de Seguridad Social, como una red de apoyo que convierte el imprescindible diezmo en una inversión frente a la vulnerabilidad potencial.

En España su peso es residual en comparación con nuestros camaradas del otro lado del Atlántico, pero ha habido un paulatino aumento de estas prácticas, principalmente asociado al auge migratorio de población de origen latinoamericano. Un hecho bien reflejado en la fuerza que ha ido adquiriendo la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España (FEREDE),  incluso con programas en RTVE, y por las 4.142 iglesias protestantes o evangélicas de España, de las cuales 3000 han abierto en los últimos 20 años.

Dos décadas donde la televisión, líder indiscutible del ocio doméstico, ha dado paso a internet como ganador de la carrera por el consumo, con una media de 220 minutos al día en 2022, frente a los 185 de la televisión. Este proceso de mutación ha hecho que canales dedicados tradicionalmente a la telepredicación, como RTVida, Solidaria TV, TV Cristiana Enlace TBN o EJTV, muten hacía el contenido online. Porque si Dios es uno y trino, ¿cómo no va a ser digital?

INTERNET, VENTANA A CRISTO

En lo que respecta a los telepredicadores, internet no ha supuesto un cambio de rumbo sino una herramienta más en el arsenal de diseminación y recaudación de las iglesias evangélicas. Al igual que sucedió con la teletienda, ahora convertida en un virus intrusivo que se cuela como anunciante en la mayoría de las webs por las que navegamos, el evangelismo televisivo ha encontrado en la red otro motor de arranque para su píldora de la salvación. Es más, todos los canales antes citados (RTVida, etc.) disponen de un dominio online en el que acceder a su programación, acceder a planes de oración, poder incluso comunicar con los miembros por WhatsApp y, faltaría más, ¡ofrendar! Un enlace que, por ejemplo, en las páginas de Ejtv.Tv y Enlace.org se impone como primer nexo de contacto con la plataforma tal que un tartazo dando fe del circo en el que entramos.

No conviene minusvalorar el contenido de estas webs, como la de Canaldevida.org, la más estrechamente relacionada con la FEDERE, ya que su fórmula de atracción está eficazmente pertrechada para no difundir únicamente mensajes religiosos histriónicos, sino consejos familiares, apoyo psicológico, las llamadas “Historias de fe”, así como para promocionar grupos de encuentro y enlace a redes sociales en las que poder entrar en contacto con la comunidad que se ha formado en torno a ciertas iglesias (recordar que cuando hablamos de evangelismo, hablamos de muchas iglesias con jerarquías y organigramas discursivos distintos, que muchas veces compiten entre sí por el favor de los fieles).

Y hablando, precisamente, de redes sociales… Los telepredicadores han visto, sobre todo en Facebook y YouTube, un túnel automático y eficaz a mentes de todo el planeta. Hay cientos de grupos en la red de Zuckerberg destinados a la predicación y a la promoción de ciertas iglesias.  Y lo mismo ocurre con YouTube, el formato de red social más similar a la televisión que disponemos, donde se sube contenido constante sobre los ejercicios milagrosos, las curaciones, los repugnantes (siento tomar partido) ritos de conversión para homosexuales y los eventos masivos que se llevan a cabo entorno al neopentecostalismo. E, incluso, no es necesario navegar por el contenido de la página para encontrarnos con este proselitismo evangélico, basta con ir accediendo a contenido para toparnos con anunciantes de congregaciones, como los misioneros de La iglesia de Jesucristo de los Santos de los últimos días (a la que no le vendría mal revisarse el nombre) que conquistan los espacios publicitarios de YouTube y nos invitan a entrar en su web VeniraCristo.org. Lo cual da fe, por si no se había intuido, del altísimo capital del que disponen estas organizaciones.

Los momentos de desesperanza son comunes a todas las personas. Frente a las desavenencias con la vida, buscamos la satisfacción en expresiones rígidas y seguras que nos transmitan una tranquilidad inaccesible en la liquidez de relaciones y creencias actuales. El evangelismo, con su carisma y sus múltiples herramientas, ahora también digitales, se presenta como una respuesta divina a los dramas telúricos. Creando redes de apoyo, fomentando la sugestión y haciendo de la verdad un elemento al servicio de una expresión de la fe basada en el espectáculo, los telepredicadores se deslizan hasta el núcleo emocional de sus espectadores. Para los escépticos y cínicos, resulta incomprensible cómo alguien puede caer en este coaching religioso, tan sobrecargado de infantilización y fantasía, pero minusvalorarlo sería hacerle la cama. Su fuerza aumenta en el mundo, incluida España, y sus canales de expresión crecen a medida que lo seguimos tildando de frikada mamarracha o circense manipulación.

Sobre la firma

Galo Abrain

Periodista y escritor. Ha firmado columnas, artículos y reportajes para ‘The Objective’, ‘El Confidencial’, ‘Cultura Inquieta’, ‘El Periódico de Aragón’ y otros medios. Provocador desde la no ficción. Irreverente cuándo es necesario.

Más Información