MicroStrategy y Bitcoin: ¿la burbuja de la burbuja?

MicroStrategy ha sido uno de los principales protagonistas de 2024 gracias a su audaz apuesta por el Bitcoin. Su espectacular trayectoria de los últimos años ha culminado con su reciente inclusión en el NASDAQ 100. Ahora la pregunta es si marcará el inicio de una era en la que las criptomonedas formen parte de los balances de las empresas o si será recordada como un caso más de burbuja financiera. El año 2025 nos dará la respuesta.

Michael Saylor, fundador y presidente de MicroStrategy, ha demostrado tener una fe inquebrantable en el Bitcoin. Una criptomoneda que describe como el nuevo «oro digital» y que recomienda adquirir a todo el que quiera escucharle.

Hasta ahora, esta apología de las criptomonedas era propia de entusiastas de la web 3.0 o de libertarios defensores de la descentralización de las finanzas. Sin embargo, Saylor no encaja en estas categorías. Es más bien un experto en ingeniería financiera que entiende las ventajas de tener bitcoins en sus balances. Su enfoque no es ideológico, sino pragmático. En otras palabras, es más un gurú de las finanzas que un especialista en las criptomonedas.

En sus entrevistas, cada vez más frecuentes, se aprecia su agilidad para hacer cálculos mentales y el tono de autoridad con el que se expresa. Al fin y al cabo, la trayectoria de MicroStrategy en los últimos cinco años avala su visión del mercado.

Todo comenzó en 2020, cuando, en un contexto de tipos de interés negativos, decidió invertir aproximadamente la mitad de los beneficios de la empresa de ese año en bitcoins. Aunque hubo algunos accionistas escépticos, el mercado reaccionó positivamente y el valor de las acciones aumentó más de un 20%.

Este respaldo lo animó a aumentar su apuesta, por lo que realizó una segunda y tercera inversión. Al aumentar sus reservas de Bitcoins, Saylor descubrió que podía aprovechar al máximo una característica inherente a esta criptomoneda: su volatilidad.

Según el economista Paul Krugman, la volatilidad del bitcoin se debe a que carece de valor intrínseco. Al no estar respaldado por flujos de caja ni por activos tangibles, su precio depende de factores como la especulación o el sentimiento del mercado en cada momento. Esto da lugar a valoraciones subjetivas basadas más en percepciones que en fundamentos sólidos.

Pero donde otros ven una debilidad, Saylor supo ver una oportunidad. Si lograba que las fluctuaciones de Bitcoin afectaran a la cotización de las acciones de su empresa, podría atraer a inversores dispuestos a asumir más riesgos a cambio de mayores recompensas. MicroStrategy pronto se convirtió en la acción más volátil del mercado.

Fue entonces cuando puso en práctica su creatividad financiera: emitió bonos convertibles en acciones, con una opción de compra incorporada, a tipos de interés al 0%. El resultado fue que colocó todos los bonos y pudo financiar sin coste una nueva inversión en Bitcoin. Esta estrategia de inversión generaba un círculo virtuoso. El endeudamiento financiaba la compra de bitcoins, lo que impulsaba el valor de las acciones y, con ello, aumentaba su capitalización bursátil, atrayendo así a nuevos inversores.

En esta nueva fase, la empresa comenzó a destinar casi todo su capital a la criptomoneda, manteniendo únicamente en dólares lo necesario para cubrir los flujos de caja operativos. MicroStrategy pasó de ser un proveedor de software de inteligencia empresarial (BI) a convertirse principalmente en un «fondo de bitcoins».

De nuevo, Saylor supo ver una oportunidad oculta. Había grandes inversores institucionales que, por razones de mercado o regulatorias, no podían adquirir bitcoins directamente, pero sí podían hacerlo indirectamente comprando acciones de una empresa, como Microstrategy, cotizada en bolsa. Estos inversores, por ejemplo, fondos de pensiones, comenzaron a adquirir acciones, lo que impulsó aún más el precio de la acción.

Mientras tanto, el valor de los bitcoins se revalorizaba con una curva que parecía una montaña rusa. Aunque su comportamiento en el mercado seguía siendo volátil, la tendencia general era claramente alcista. Solo faltaba un último giro para alcanzar la situación actual: las elecciones presidenciales en Estados Unidos.

Donald Trump resultó ganador y expresó su apoyo a que el Bitcoin formara parte de la Reserva Federal. Además, declaró que en su primer día en el cargo despediría a Gary Gensler, presidente de la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos, conocido por su estricta postura hacia las criptomonedas en los últimos años. En los días posteriores, Microstrategy, la empresa con la mayor cantidad de bitcoins acumulados del mundo experimentó un aumento vertiginoso en el valor de sus acciones.

A finales de diciembre de 2024, MicroStrategy cerraba el año con una revalorización del 477%, cuatro veces superior a la del Bitcoin, y casi veinte veces la del índice NASDAQ 100, del que la empresa recientemente comenzó a formar parte.

Arrancamos 2025 y los analistas financieros intentan descifrar el fenómeno Microstrategy. Hace unos días, Renta 4 planteaba una pregunta sobre la estrategia de Michael Saylor que resume la situación actual: “Michael Saylor y Microstrategy, ¿genialidad o burbuja de la burbuja?”

Antes de que acabe el año, sabremos si esta proeza de la ingeniería financiera será recordada como el punto de inflexión que consolidó las criptomonedas en las finanzas corporativas o como un brillante, pero transitorio, ejercicio de especulación. De momento, la situación política se mantiene favorable, la volatilidad de la acción persiste y la empresa sigue adquiriendo bitcoins.

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