De entre todas las crisis que están sacudiendo la sociedad, hay una de la que no suele hablarse muy a menudo: la crisis de las megaurbes. La emergencia climática, el aumento de la población y la turistificación de la última década amenazan con convertir sus centros en meros envoltorios concentrados, contaminados y sin alma, cuyos habitantes van siendo expulsados poco a poco hacia las afueras, provocando una saturación aún mayor del transporte y más polución, lo que empeoraría aún más la calidad de vida de sus ciudadanos. Y, hasta hace no mucho, los tecnosolucionistas acérrimos defendían que la tecnología bastaría para solucionar todos estos problemas.
Así fue como surgió el concepto inicial de smart city, que dibujaba un futuro repleto de sensores y otras tecnologías que convertirían las ciudades en una especie de robots de cocina gigantes donde todo se mediría y se automatizaría. Sin embargo, el paso de los años y los primeros proyectos fallidos demostraron que ese no era el enfoque correcto. “Hubo un tiempo en que las smart cities se definían como muchos sensores, una caja negra y soluciones mágicas, pero se ha visto que eso no es así”, explica el director general de la Oficina Digital del Ayuntamiento de Madrid, Fernando de Pablo Martín, en este capítulo de Tech Titans Talks en colaboración con Kyndryl en el que exploramos el futuro de las ciudades.
¿Quiere decir eso que deberíamos expulsar la tecnología de las ciudades? Tampoco. La clave actual las smart cities consiste en que la tecnología debe aplicarse a una ciudad siempre y cuando sirva para algo verdaderamente útil. No se trata de elegir entre atiborrar las urbes de máquinas o devolverlas al medievo, sino de utilizar la innovación tecnológica para construir urbes “más sostenibles, más inclusivas y más cohesionadas”, apunta De Pablo Martín.
“Las ciudades verdaderamente inteligentes reconocen la ambigüedad de las vidas y los medios de subsistencia, y están impulsadas por resultados que van más allá de la implementación de ‘soluciones’. Se definen por los talentos, las relaciones y el sentido de pertenencia de sus residentes, no por la tecnología que allí se implementa […] La tecnología se debería aplicar de manera cuidadosa y holística, teniendo en cuenta las necesidades, realidades y aspiraciones de los habitantes de la ciudad, allá donde pueda tener un papel”, coindicen los expertos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo Riad Meddeb y Calum Handforth.
Esa es la filosofía que el propio De Pablo Martín está aplicando a la gran urbe española que es Madrid. Cuando habla de “soluciones eficientes”, se refiere a entender en detalle el minuto a minuto de la urbe para optimizar servicios como la gestión de residuos, y añade: “Vamos a poder hacer más eficientes los movimientos de las flotas para recoger esos residuos, no solamente optimizando los recorridos, sino mejorando el servicio de la ciudad, y lo mismo en movilidad”.
Obviamente, para lograr avances de este tipo primero hay que equipar las ciudades con la infraestructura adecuada para captar y analizar todos estos datos. Por eso, además de las soluciones que la capital española está desplegando para sus ciudadanos, el responsable no se olvida de las tecnologías que las sustentan: “Hay que tener plataformas inteligentes que permitan dar soluciones eficientes para la ciudad a partir de los datos”. Y detalla cómo tanto el propio Ayuntamiento como distintas empresas privadas “han invertido muchísimo en los últimos años en instalación de centros de datos, comunicaciones 5G, ciberseguridad y logística”, que son precisamente las infraestructuras básicas necesarias para proporcionar soluciones inteligentes para la ciudad.
Son todas estas tecnologías de soporte las que han conseguido, por ejemplo, que en plena pandemia, la ciudad de Nueva York fuera capaz de diseñar tres nuevas rutas de autobús estratégicas para el desplazamiento nocturno de los trabajadores esenciales. Y lo hizo gracias a su capacidad de captar y analizar datos de un montón de fuentes distintas. Ahí reside la verdadera promesa de las ciudades inteligentes, en comprender lo que pasa dentro de ellas hasta encontrar huecos en los que la tecnología realmente sirve de aliada.
Frente al tecnosolucionismo y su afán por erradicar a las personas de cualquier ecuación, las ciudades no pueden ser otra cosa que humanas. Somos nosotros quienes las hemos creado y son ellas las que ayudaron a que la sociedad floreciera sin ayuda de ninguna tecnología digital, como nos dijo el experto en inteligencia artificial (IA) y movilidad Carlo van de Weijer, quien considera que “deberíamos dar un paso atrás en el intento de medirlo todo […] y ser más modestos en nuestras ambiciones de crear ciudades inteligentes”. Por eso, De Pablo Martín concluye: “No debemos olvidarnos nunca de para quién trabajamos”.
*Tech Titans Talks (T3) es el espacio de diálogo de ‘Retina’ en colaboración con Kyndryl para acercar a la sociedad las visiones y estrategias de los titanes de distintas industrias que están transformando las realidades que nos rodean con innovación y tecnología.