Las tres brechas del plan megalómano de Donald Trump para la IA

El proyecto Stargate ha captado la atención mundial no solo por su magnitud, sino también por el simbolismo que encierra. Este ambicioso plan, liderado por OpenAI y respaldado con una inversión inicial de 100.000 millones de dólares solo este año, resalta tres grandes dinámicas que marcarán 2025: la creciente brecha tecnológica entre Estados Unidos y Europa, el distanciamiento entre OpenAI y Microsoft, y la rivalidad entre Elon Musk y Sam Altman.

El pasado 21 de enero se presentó el proyecto Stargate. Una iniciativa para llevar a cabo una inversión a gran escala en infraestructura de IA en Estados Unidos:  500.000 millones de dólares en los próximos 4 años. Liderado por OpenAI, Oracle, SoftBank y MGX, el proyecto prevé construir inicialmente 10 inmensos centros de datos. El primero ya está en construcción en Tejas.

El antecedente de este proyecto está en el informe presentado por OpenAI el verano pasado, Infrastructure is Destiny, donde se subrayaba la necesidad urgente de una inversión en infraestructura para mantener la competitividad de Estados Unidos en IA. En él se detallaba la propuesta de construir centros de datos de hasta 5 GW repartidos en 12 estados. Además de medir su impacto económico y la generación de empleo, en el prólogo establece un paralelismo con las inversiones realizadas en los años noventa en redes de telecomunicaciones, que impulsaron el auge de Internet. Una relevancia que, por cierto, el grandilocuente título del informe deja bien clara.

Ahora bien, si la competitividad de Estados Unidos depende de estas inversiones, una pregunta lógica que todos los líderes mundiales se hacían en Davos durante el anuncio era: ¿cómo va a reaccionar Europa?

Europa ante el desafío de Stargate: una llamada a la acción

En Europa, la reacción de los gigantes tecnológicos no se ha hecho esperar. Christian Klein (SAP) y Roland Busch (Siemens) han expresado cómo Stargate debería servir para que Europa despierte. Además, advierten que el verdadero obstáculo no es la falta de capital, sino la fragmentación del mercado y la falta de un liderazgo claro. Esto dificulta una respuesta competitiva frente a iniciativas como la de OpenAI.

Según Klein, “las startups europeas, que son las que van a innovar, necesitan un mercado más grande que les permita escalar”. Por su parte, Busch añade que “se necesitan centros de datos construidos más cerca para que las empresas locales puedan desarrollar y operar poderosas herramientas de IA”.

Estos puntos son respaldados por los últimos estudios encargados por la Comisión Europea:

  • El informe Draghi subraya la necesidad de priorizar sectores estratégicos como la inteligencia artificial, promoviendo un enfoque vertical que fomente aplicaciones específicas para diversas industrias, así como un aumento significativo de la inversión en supercomputación.
  • El informe Letta plantea la creación de una bolsa tecnológica europea como herramienta clave para atraer inversión, fortalecer la autonomía estratégica y eliminar las barreras regulatorias que fragmentan el mercado único.

En resumen, la receta para que Europa salga de su estancamiento actual es dejar atrás las rivalidades internas y avanzar hacia un modelo de colaboración dentro de un mercado único digital. Esto es lo que se necesita para crecer innovando.

Dejando a un lado Europa, una lectura interesante que surge del anuncio del proyecto es la gran ausencia de un actor clave: Microsoft

Microsoft y OpenAI: un nuevo giro en su turbulenta relación

La colaboración entre ambas compañías, clave en el despegue de la IA generativa, comienza 2025 marcada por nuevas tensiones. Microsoft quiere mantener los términos del acuerdo original, que obliga a OpenAI a seguir utilizando su plataforma. Sin embargo, esta última considera que los recursos disponibles no son suficientes para alcanzar su meta y desarrollar una IA general (IAG).

El problema de fondo radica en que mientras Sam Altman busca acelerar su desarrollo, Microsoft se enfrenta a la presión de sus accionistas para justificar y recuperar una inversión que no deja de crecer. De hecho, este año invertirá 80.000 millones de dólares, pero además de Altman tiene muchos clientes y socios tecnológicos a los que atender. 

Este anuncio refleja un cambio estratégico para OpenAI en su esfuerzo por reducir su dependencia de Microsoft. En virtud del acuerdo actual no puede recurrir a competidores para cubrir sus demandas de infraestructura. La única forma de escapar de esta dependencia era hacerlo a lo grande, que es precisamente lo que acaba de hacer. Aunque ambas empresas aseguran mantener una relación sólida, el desafío de encontrar un equilibrio entre cooperación y competencia es cada día que pasa mayor.

Una tercera y última lectura que nos deja este anuncio es el rifirrafe que han mantenido Elon Musk, y Sam Altman a propósito de la inversión comprometida. Un anticipo de lo que está por llegar.

Elon Musk y Sam Altman: una vieja enemistada declarada 

El anuncio del proyecto Stargate ha intensificado las tensiones entre Elon Musk y Sam Altman, dos de las figuras más influyentes del mundo. Lo que comenzó como un intercambio en X —donde Musk acusó a Altman de falta de respaldo financiero y Altman lo desafió a visitar la primera fase del proyecto— es solo la punta del iceberg. Este conflicto refleja tensiones previas entre ambos, incluyendo la demanda interpuesta por Musk contra OpenAI por desviarse de su misión original.

No deja de ser extraño que Musk cuestionara un anuncio que Donald Trump presentaba, recién estrenada su presidencia, como un símbolo de su agenda económica y tecnológica para consolidar la posición de Estados Unidos frente a sus competidores globales.

El enfrentamiento público entre Musk y Altman amenaza con desviar la atención del mensaje de Trump, poniendo de relieve que la relación de los tres va a ser muy complicada. Estas fricciones seguro que volverán a parecer a lo largo del año. De momento, ya se ha hecho público, que el proyecto no cuenta con toda la financiación anunciada.

Un año lleno de tensiones y de oportunidades.

El anuncio del lanzamiento de Stargate tiene muchas lecturas. La primera es que entramos en una era de políticas industriales que ya están redibujando el tablero global. Europa se enfrenta al desafío de abrazar la inteligencia artificial como motor de crecimiento, consciente de que llegar tarde podría conllevar una lenta agonía

Mientras tanto, OpenAI busca actuar en el mercado sin ataduras. La colaboración con Microsoft ha sido beneficiosa para ambas partes, pero la única forma que OpenAI tenía de emanciparse era con un proyecto como el que se ha presentado. Esto va a tener consecuencias en el mercado.

Por último, las tensiones entre Elon Musk y Sam Altman, aunque de naturaleza diferente, parecen lejos de resolverse. La incógnita ahora es hasta qué punto Trump querrá involucrarse en estas disputas o si preferirá mantenerse al margen.   Definitivamente, Stargate no es solo un anuncio: es el pistoletazo de salida para una nueva era de la IA bajo la presidencia de Trump, una era marcada tanto por tensiones como por oportunidades.

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